Estat Islàmic practica la "neteja religiosa" a Mossul

A Mosul han ordenat als botiguers que es cubreixi el rostre dels maniquins de dona amb un vel negre.
La ciutat iraquiana és un dels seus feus a l'Iraq i d'on han expulsat els cristians (unes 35.000 persones)

      Mosul, (Efe/Yaser Yunes).- Ante la opción de convertirse al islam o ser asesinados, numerosas familias cristianas que residían en la ciudad iraquí de Mosul decidieron hoy huir de sus hogares y de las amenazas de los combatientes del radical Estado Islámico (EI).

El párroco de una iglesia de la vecina localidad de Al Hamdaniya, Bashar al Kadia, informó a Efe de que más de 110 familias se han refugiado en esta población y otras veinte han huido hacia la de Bashiqa.

Esos cristianos abandonaron Mosul después de que hoy expirara el plazo de tres días dado por el Estado Islámico para que todas las familias de esa confesión dejaran la ciudad.

Una de las cristianas que han huido, Rana Yacob, dijo a Efe que los extremistas les robaron joyas, dinero y enseres personales cuando pasaron por los puestos de control que habían instalado a la salida de Mosul.

Desde que el pasado 10 de junio esa organización se hiciera con el control de la urbe, la segunda más importante del país, en un inédito avance junto a otros grupos insurgentes, los cristianos de Mosul se han visto perseguidos en su propia tierra.

El Estado Islámico, que ha proclamado un emirato en territorio iraquí y sirio, ha impuesto una estricta interpretación de la ley islámica o "sharía" en las zonas bajo su dominio.

En Mosul, los yihadistas marcaron las casas una a una para identificar a los cristianos (minoría en el país), como hicieron los nazis con los judíos durante el Holocausto, y repartieron decenas de folletos con todo tipo de advertencias en los barrios habitados por estas personas.

En las puertas de varios de esos hogares también se podía leer "Propiedad del Estado Islámico", un aviso premeditado de lo que iba a pasar después de que este viernes expirase el plazo de tres días dado por el EI para que los cristianos decidieran "a qué bando se unían".

No fue suficiente con pagar el tributo islámico o "yizia", de 250 dólares y aún mayor para comerciantes y empresarios, que los extremistas les impusieron nada más tomar el control de Mosul.

También les obligaron a pagar al EI el alquiler de las casas donde vivían bajo la amenaza de que les cortarían la luz si no lo hacían.

Finalmente, para salvar su vida, los cristianos se han visto obligados a convertirse a la fe islámica o directamente huir del Estado Islámico.

No les ha quedado más remedio, después de que se cancelara ayer una reunión convocada por el grupo radical, con presencia de líderes tribales, en el edificio del Sindicato de Profesores, en Mosul.

El objetivo era llegar a un acuerdo sobre las condiciones de vida para los cristianos en la ciudad y los impuestos que debían pagar si querían permanecer en Mosul.

Los sacerdotes y obispos fueron llamados a ese encuentro, pero éstos se negaron a asistir y optaron por salir de la ciudad, seguidos por las familias cristianas que allí vivían, cuenta a Efe uno de los religiosos, que pidió el anonimato.

Ante la imposibilidad de un acuerdo, hombres armados dieron hoy el ultimátum a través de los megáfonos de las mezquitas para que todo aquel que no fuera musulmán abandonase la ciudad.

Rana Yacob, funcionaria cristiana de 32 años y hasta ahora residente en Mosul, asegura a Efe que su familia recibió amenazas de muerte por los combatientes.

"El pánico y el horror se apoderó de nosotros y salimos de casa para irnos a la de la familia vecina de Abu Mohamed, que son musulmanes, y desde allí hemos visto lo que ha ido sucediendo fuera", cuenta Yacob.

La joven relata cómo unos milicianos entraron por la puerta de su casa, pero se retiraron de inmediato cuando vieron que no había nadie.

Entonces ella y los cinco miembros de su familia huyeron en el coche del vecino, poniéndose las mujeres velo integral para cubrirse la cara y no ser identificadas por los insurgentes.

El párroco Bashar Kadia, pastor de la iglesia Mar Zina de la cercana localidad de Al Hamdaniya, al oeste de Mosul, señaló a Efe que más de 110 familias se refugiaron en esa zona tras abandonar Mosul y que otra veintena lo ha hecho en la población de Bashiqa. Otras personas están en paradero desconocido y sin contacto con sus familiares.

Además, el religioso, que explicó que los clérigos se han negado a negociar con el EI, apuntó que los cristianos que huyeron antes de que expirara el ultimátum fueron saqueados por ese grupo.

Denunció que los insurgentes les robaron su dinero, sus joyas, sus coches y todas sus pertenencias de valor tras registrar a esas personas en los puestos de control que han establecido a la salida de Mosul, ciudad de la que de repente han quedado proscritos.

18-VII-14, lavanguardia

Los últimos cristianos de Mosul han emprendido la huida de la segunda ciudad de Irak cumpliendo con el ultimátum lanzado por el Estado Islámico, que gobierna la urbe desde el pasado junio. Los yihadistas han amenazado de muerte a los fieles que no se conviertan al islam, paguen un impuesto o escapen del enclave entregando posesiones y bienes antes de mediodía de este sábado.

En una circular distribuida por la ciudad tras el rezo de este viernes, la organización -que declaró a finales del mes pasado la instauración del califato y ha diluido la frontera entre Siria e Irak- anunció que permitiría hasta este sábado el éxodo de aquellos que rehúsen abrazar el islam o pagar la "jiziya" (un impuesto a los no musulmanes). Vencido el plazo, "la única opción -advirtió el líder del grupo Abu Bakr al Bagdadi- será la espada".

El Estado Islámico (IS, por sus siglas en inglés) publicó su edicto después que los representantes de la comunidad cristiana no acudieran el jueves por la noche a una reunión en la que debía discutirse su situación, cada vez más precaria desde que el 9 de junio los escuadrones del IS capturaran Mosul -otrora hogar de miles de cristianos y de una rica herencia asiria-.

Desde entonces, los altavoces de las mezquitas y los vehículos que patrullan la ciudad habían difundido una amenaza confirmada el viernes en los pasquines repartidos tras el rezo. Entre otras sanciones, a los funcionarios cristianos se les ha retirado el sueldo y se ha dejado de distribuir alimentos a las familias no musulmanas. Sus casas han sufrido, además, cortes de electricidad.

En las últimas horas, decenas de familias -los últimos representantes cristianos de la ciudad- han abandonado el lugar rumbo a las localidades de la provincia de Nínive fuera del control del IS o a la vecina región autónoma del Kurdistán, que ha acogido a los cientos de miles de desplazados por el conflicto. En la desbandada, han padecido los puestos de control de los yihadistas, que -según los testimonios de algunas víctimas- han confiscado bienes y dinero a quienes huían.

Tras dejar sus viviendas, los insurgentes suníes garabatean en sus fachadas "Nasrani" -una palabra usada para referirse a los cristianos- y una advertencia en negro: "Propiedad del Estado Islámico". Además, los nuevos gobernantes de Mosul han comunicado a los vecinos musulmanes que viven en casas arrendadas a cristianos que a partir de ahora no tendrán que pagar el alquiler.

Destino Kurdistán

El acoso a los cristianos ha crecido en las últimas semanas. A principios de mes, cuando este trágico desenlace parecía aún remoto, los combatientes del IS -defensores de la interpretación más rigorista y brutal del islam- asaltaron las catedrales caldea y ortodoxa siria de Mosul y reemplazaron las cruces del exterior con banderas de la organización. También destruyeron la escultura de una virgen colocada en la fachada de una iglesia de la ciudad. En la vecina Siria, el IS -con un largo historial de torturas, vejaciones, secuestros y amputaciones- ha llegado a crucificar a cristianos por desafiar su yugo.

Uno de los refugios elegidos por los expulsados es Al Qosh, una aldea cristiana a 45 kilómetros de Mosul. La villa, protegida por los 'peshmergas' (tropas kurdas), se ha convertido en el refugio de traumatizadas familias cristianas, según constató EL MUNDO el pasado junio. "En Al Qosh estamos acostumbrados a recibir invitados. No es la primera vez que acogemos a familias cristianas que escapan de problemas sectarios", reconoció a este diario el párroco del pueblo Ghazwzn Baho.

El censo de cristianos iraquíes, una de las comunidades más antiguas de la Iglesia, ha adelgazado dramáticamente en el último decenio. En 2003 se contaban por millón y medio y representaban el 5% de la población. El año pasado no llegaban a 450.000 fieles. Tras la invasión estadounidense del país, la insurgencia suní les puso en el punto de mira de ataques y secuestros.

En febrero de 2008 el cardenal católico caldeo y obispo de Mosul Paulos Faraj Raho fue raptado. Unas semanas después, una llamada anónima comunicó que su cuerpo se hallaba enterrado en las afueras de la ciudad. "Cuando sales a la calle en Mosul, nunca sabes si volverás viva a casa", relató a este diario Kalda Suleiman, una vecina cristiana de Mosul refugiada en Al Qosh. Atormentados, miles optaron por emigrar a Europa o América.

Desde junio, Irak vive hundido en la violencia sectaria y abocado a la fragmentación del país. En un informe publicado este viernes, la ONU denunció que 1531 personas fallecieron y 1763 resultaron heridas el mes pasado y acusó a los militantes del Estado Islámico y las fuerzas de seguridad iraquíes de haber cometido violaciones de derechos humanos.

19-VII-14, F. Carrión, lavanguardia