intent de segrest d’un avió

Nuevo episodio de tensión en la región occidental china de Xinjiang. Los pasajeros de un vuelo se enfrentaron y redujeron ayer a seis secuestradores que intentaron tomar el control de un avión que cubría la ruta entre las ciudades de Hotan y Urumqi. Diez personas resultaron heridas y la policía ha detenido a los seis piratas aéreos, pertenecientes a la etnia uigur, mayoritaria en aquella región noroccidental de China.

China tiene desde ayer a un nuevo puñado de heroes anónimos. Se trata de una azafata, dos policías y un grupo de pasajeros que evitaron que el avión de la compañía Tianjin Airlines fuera secuestrado por media docena de uigures diez minutos después de que despegara del aeropuerto de Hotan, una ciudad situada al sur de Xinjiang.

Según explicó una mujer en su cuenta de Twitter los hechos se desarrollaron con mucha rapidez. Los secuestradores se fueron directamente a la cabina del avión, pero no pudieron entrar en ella. Se produjo un forcejeo entre un grupo de pasajeros y la tripulación con los piratas aéreos, hasta que fueron reducidos.

Durante la refriega resultaron heridos de gravedad los dos agentes de policía de vuelo y, en menor grado una azafata y siete personas más del pasaje, según la agencia Xinhua. Tras los incidentes, el vuelo GS7554 cambió su ruta y volvió a aterrizar en el aeropuerto de Hotan.

Nada más tomar tierra, la policía detuvo a los seis sospechosos y abrió una investigación sobre lo sucedido. “Por el momento desconocemos el motivo del secuestro”, señaló Hu Hanmin, portavoz del Gobierno de Xinjiang, según France Presse.

No es la primera vez, sin embargo, que se intenta secuestrar un vuelo comercial en la región de Xinjiang. En marzo del 2008 se produjo un caso parecido. En aquella ocasión los hechos se produjeron de manera muy similar. La tripulación frustró el intento de una joven uigur de derribar en pleno vuelo la aeronave de la compañía Southern Airlines de la ruta de Urumqi a Pekín.

Y es que Xinjiang, una región habitada en su mayor parte por la minoría uigur, que profesa la fe musulmana, es uno de los focos de inestabilidad en China, junto a las zonas tibetanas. A lo largo de los últimos años se han sucedido los enfrentamientos entre los uigures, de origen turcomano, y los han, la etnia mayoritaria en el país asiático.

Los uigures acusan a las autoridades de Pekín de reprimir su cultura y su religión y se consideran marginados del desarrollo económico de la zona, del que se favorecen los han. Esta situación ha derivado en violentos enfrentamientos. Los más sangrientos se produjeron en julio del 2009 en Urumqi, que dejaron un balance de cerca de 200 muertos y más de 1.600 heridos. Desde aquellas fechas, las autoridades chinas han reforzado las medidas de seguridad en una región que es rica en petróleo y gas.

Ello no ha evitado, sin embargo, que se produzcan nuevos brotes de violencia y represión. Así, por ejemplo, el año pasado los tribunales de Xinjiang condenaron a muerte a cuatro personas, acusadas de provocar unos disturbios que causaron 32 muertos en las ciudades de Kasghar y Hotan.

Este mismo mes de junio, una docena de niños resultaron heridos durante una operación policial en una escuela coránica clandestina de la ciudad de Hotan. Las autoridades aseguraron que la policía intervino para salvarlos de un incendio producido por un artefacto explosivo. Pero la organización de uigures en el exilio insiste en que los niños fueron víctimas de un ataque de las fuerzas del orden contra la escuela. Desde entonces, la policía ha lanzado una investigación con registros en numerosos domicilios
de la zona, según la organización Uyghur American Association, con sede en EE.UU.

30-VI-12, I. Ambrós, lavanguardia