una dècada després, cauen els assassins de Djindjinc
Los grupos mafiosos serbios, todos ellos una insana derivación de las guerras de Yugoslavia, no son la principal preocupación de la policía española. Hay otras asociaciones criminales extranjeras - colombianas, rumanas, italianas, marroquíes, rusas o francesas, por poner ejemplos al vuelo-que ocupan más tiempo a nuestras fuerzas de seguridad del Estado.
Los clanes serbios han actuado en España en una proporción menor que los antes citados aunque se les incluya con frecuencia en ese confuso maremágnum denominado mafias del Este que nos imaginamos origen de todos los males.
Estos grupos del Este, que se ocupan de cualquier actividad delictiva que produzca beneficios, trabajan más bien en Bélgica, Bulgaria y Francia y obviamente por sus vecinas Albania, Montenegro, Bosnia y Croacia. Son tipos duros. Los clanes serbios tienen el marchamo de crueles y de no valorar la vida humana. Una fama que se han ganado a pulso por su afán en la limpieza étnica durante sus pasados conflictos bélicos. Es decir, a matar a todo el que no era serbio. Lo hicieron y sin pestañear.
Los ahora detenidos en España son los hijos de un círculo diabólico. De jovencitos les unió su pasión ultra por el Estrella Roja de Belgrado. Luego, con la guerra, encontraron una motivación de mayor intensidad para su instinto fascista y se apuntaron a grupos paramilitares asesinos como la Guardia Voluntaria Serbia de Zeljko Raznatovic, alias Arkan.Muerto su líder, saltaron a la mafia, al clan de Zemun. Siguieron matando y asentados en su nueva ocupación recuperaron su afición por el Estrella Roja, cerrando así el círculo envenenado de Arkan.
La Policía Nacional detuvo el jueves en Valencia, en un céntrico restaurante de la ciudad, a Luka Bojovic y Vladimir Milisavljevic, el Loco,considerados como el cerebro y el autor material, respectivamente, del asesinato del primer ministro serbio Zoran Djindjic, ejecutado en marzo del 2003 en Belgrado de un tiro en la espalda y otro en el abdomen.
Zoran Djindjic, político e intelectual, desempeñó un papel determinante en la caída del régimen de Slobodan Milosevic, liderando movilizaciones populares y erigiéndose en uno de los impulsores de la aproximación de Serbia a las democracias europeas.
A la detención de Bojovic y Milisavljevic, sanguinarios delincuentes del clan de Zemum y destacados miembros durante la guerra balcánica de las fuerzas paramilitares de los Tigres de Arkan, se les debe sumar la de un tercer integrante de la banda, Sinisa Petric, alias Baku,fugado de una cárcel serbia. Sobre los tres pesaba una orden de busca y captura de la Interpol.
La detención, a instancias del ministerio del Interior español, fue celebrada por el Gobierno serbio como una victoria contra los grupos paramilitares que tras la guerra controlan la delincuencia organizada y, en ocasiones, han puesto en jaque al Estado...
La Policía Nacional registró además los dos pisos utilizados por el clan. Encontraron siete pistolas, varias escopetas UCI, y numeroso material explosivo. Hallaron también documentos e información que revelan que la mujer y los hijos de Bojovic han estado residiendo en distintas localidades de Alicante y Canarias...
Sobre Bojovic pesaba una orden de búsqueda y detención para su extradición dictada por Holanda por delitos de asesinato y blanqueo de capitales, y otra orden emitida por Serbia por el asesinato de Djindjic. El líder del grupo había sido investigado por diversos atracos y tráfico de drogas en Suiza, Rumanía, Holanda, Estados Unidos y España. La Policía Nacional llevaba más de veinte meses de investigación en colaboración con los servicios de Interior de Holanda y Serbia.
En el caso de Milisavljevic ya había sido condenado por un tribunal serbio a 35 años de prisión por la muerte del ex primer ministro serbio.
11-II-12, E. Martín de Pozuelo/S. Enguix/I. Ellakuría, laanguardia
Me entero de la detención de los verdugos de Zoran Djindjic delante del mismo hotel de la Rambla de Catalunya de Barcelona donde conocí al ex primer ministro serbio unos meses antes de que le asesinaran y siento que la aguja que se me clavaba cada vez que pasaba por este lugar ya no se clava con tanta agudez. Nueve años después del asesinato, los principales acusados que quedaban en libertad han sido capturados en España y serán extraditados y juzgados en breve. Es algo que contribuye a equilibrar a la justicia y a la verdad universales.
"Si Serbia ahora se detuviera...", animaba Djindjic a su pueblo desmoralizado, con esa sonrisa llena de fuerza y honestidad que parecía imposible que alguien quisiera hacerle daño. "Mi objetivo es eliminar todos los obstáculos entre Serbia y Europa, sin divagar ahora acerca de si han sido impuestos de manera justa o injusta", concretaba. Fue poco antes de perder la vida, mientras se dirigía a la sede de Gobierno en cuyo mando estaba como el primer demócrata después de la caída de Milosevic.
Su muerte fue sinceramente llorada incluso por los que el día anterior le criticaban por ser demasiado prooccidental, demasiado racional, e incluso demasiado demócrata. Pero la liquidación de Djindjic supuso más que la muerte de un buen político: representó el triunfo del crimen organizado y de la impunidad; asimismo, del miedo y de la falta de fe en las instituciones que tienen que velar por la justicia.
El Nobel Ivo Andric escribía que el pueblo alterado por un mal gobierno y esclavitud duradera "no sólo ya no puede distinguir el bien del mal en el mundo que le rodea, sino tampoco lo que le conviene de lo que le arruina".
La detención de los cuatro criminales principales que quedaban en libertad del clan Zemun significa no únicamente un duro golpe al crimen organizado de los Balcanes, sino a un fenómeno que acompaña cualquier conflicto: surgimiento de individuos que no tienen orientación política sino que aprovechan las guerras para cometer todo tipo de crímenes de manera impune y, además, se benefician económicamente de ello.
11-II-12, Tamara Djermanovic, laanguardia