eleccions municipals: informa’t, compara... i canvia el sistema
ITALIA
Cada vez se le da más importancia en Italia a la personalización de la política y a dar la oportunidad al elector de escoger quién quiere que le gobierne, con independencia de las listas de los partidos. Es una filosofía clara en los comicios municipales y también en los generales, donde casi siempre aparece el nombre del líder arriba o debajo del partido o de la coalición. Según la legislación actual, en las elecciones municipales los votantes tienen varias opciones. Si sólo ponen su cruz en la casilla de un partido o coalición, se entiende que también dan su voto al cabeza de lista y candidato a alcalde. En cambio, si sólo la ponen en la casilla del nombre del candidato a alcalde y no en la del partido, el sufragio sólo se tiene en cuenta para la elección a alcalde. Se admite el llamado voto disgiunto, cuando se escoge a una persona como alcalde y, en cambio, se vota una lista de partido distinta. Todo esto permite al ciudadano, pues, expresar una gran variedad de matices, aunque el recuento se haga laborioso. Si ningún candidato a alcalde obtiene más del 50% de votos, se procede a realizar una segunda vuelta de desempate -ballottaggio-, dos semanas después, en la que sólo se vota a los dos candidatos a alcalde que han tenido más apoyo. Los actuales alcaldes de Roma y de Milán -Ignazio Marino y Giuliano Pisapia-, ambos de centroizquierda, fueron elegidos en la segunda vuelta. Marino logró casi el 64% de votos el año pasado, mientras que Pisapía obtuvo la alcaldía con algo más del 55% de los sufragios. 6-VII-14, E. Val, lavanguardia
ALEMANIA
En Alemania no hay una ley general sobre elecciones municipales, sino muchas. Cada región y ciudad-Estado (Hamburgo, Bremen, Berlín) tiene la suya en virtud del famoso federalismo alemán. El federalismo fue una imposición de los aliados, un truco de los vencedores para impedir el resurgimiento de un fuerte estado centralizado alemán cuya última expresión había sido el Tercer Reich. Con federalismo se veía imposible un cuarto reich. En cualquier caso, y pese a la diversidad de leyes y modalidades, en general en las regiones los alcaldes son elegidos directamente por la población y los plazos de sus mandatos varían mucho, de cinco a diez años. Baviera, la región con mayor personalidad diferenciada, tiene además sus peculiaridades. En las ciudades Estado las elecciones deciden la composición de una cámara y esta elige al alcalde. En la Alemania de posguerra los alcaldes de las grandes ciudades han sido a menudo políticos que luego llegaron a lo más alto. Konrad Adenauer fue alcalde de Colonia antes que canciller federal, como Willy Brandt lo fue de Berlín antes de su histórico acceso a la cancillería. Algunos alcaldes actuales o recientes se cuentan entre los políticos más populares. Como el alcalde de Berlín, el socialdemócrata, y gay, Klaus Wowereit, o su compañero de filas y alcalde de Munich, Christian Ude, que acaba de dejar el puesto tras veinte años, o el democristiano, y también gay, Ole von Beust, alcalde de Hamburgo, que se retiró en 2010 por razones personales. 6-VII-14, R. Poch, lavanguardia
FRANCIA
Único país de Europa donde el presidente de la República -un presidente con amplios poderes ejecutivos- es elegido directamente por los ciudadanos por sufragio universal, Francia no concede el mismo régimen a los alcaldes, que son elegidos por los consejos municipales, o consistorios. Se trata de una elección indirecta, como en España. La diferencia, por otra parte fundamental, radica en que el sistema electoral -a dos vueltas- atribuye al partido ganador la mayoría absoluta para poder gobernar cómodamente (lo mismo que sucede a nivel nacional y regional). La legislación distingue entre los municipios de menos de 1.000 habitantes y los que superan esta población, con un sistema particular para París, Marsella y Lyon derivada de la existencia de distritos. En el caso de los pequeños municipios, las candidaturas pueden ser individuales o agrupadas. En todos los demás municipios deben presentarse listas completas, bloqueadas y cerradas. Si una candidatura consigue ya desde la primera vuelta la mayoría absoluta de los votos, saca directamente la mitad de los escaños del consistorio y la otra mitad se reparte proporcionalmente entre todas las candidaturas -la ganadora incluida-. Si ninguna se alza con la victoria en la primera vuelta, se celebra una segunda una semana después, a la que pueden concurrir todas las listas que hayan obtenido al menos el 10% de los votos. En esta segunda vuelta -en la que se pueden reagrupar y cambiar las listas- gana la que queda en cabeza. 6-VII-14, Ll. Uría, lavanguardia