"Unión Europea: ¡Porno! ¡Sexo! ¡Por aquí!", Ylva Elvis Nilsson

Una fuente de preocupación constante para la burocracia de la Unión Europea es que conectar con el ciudadano común resulta muy difícil.

No es por falta de esfuerzos.

La Comisión Europea pone en marcha un sin fin de actividades para llegar a sus gobernados. Últimamente ha estado enviando a los comisarios a cada estado miembro para debatir el futuro de Europa. Ha destinado nada menos que 30 millones de euros al año durante los últimos siete años en el programa «Europa con los ciudadanos».

Cada año, la Comisión gasta más de 100 millones de euros en intentos fútiles para "crear una esfera pública europea", o "proporcionar a la prensa herramientas para una mejor comprensión”, incluidos premios de hasta 10.000 euros para artículos que “promuevan y estimulen la identidad europea o la labor o reflexión para la integración europea o las políticas europeas”.

Ni así conecta con la gente ...

Pero, por supuesto, la solución ha estado delante nuestra todo el tiempo y casi nos come.

Sólo hizo falta la mención de la palabra "porno" en una oscura iniciativa de resolución individual en el Parlamento Europeo, de varias páginas y sólo unas pocas líneas sobre este atractivo tema, para que se convirtiese en titulares en la mayoría de los periódicos, radios y televisiones de toda Europa.

"La UE puede prohibir la pornografía".

No, no lo hará.

Por supuesto que no.

Las iniciativas individuales nunca prosperan, la Comisión Europea no va a hacerla el menor caso y actuará en consecuencia ignorándola.

La Comisión Europea ni siquiera tiene tiempo que dedicar cuando se le presenta una "Iniciativa ciudadana", con la firma de al menos un millón de ciudadanos de no menos de 7 estados miembros, proponiendo una iniciativa legislativa. El listón es tan alto, como es evidente, que hasta ahora ninguna iniciativa lo ha conseguido superar. (Llegar a los ciudadanos es una cosa, que ellos respondan o quieran hacerse escuchar otra muy distinta).

La mayoría de los periodistas saben perfectamente que la prohibición de la pornografía no va a ninguna parte. Pero sigue siendo una buena historia.

La reforma de la Política Agraria Común (PAC), por otra parte, que se vota estos días en el Parlamento Europeo, no es ni buena ni mala noticia. Simplemente no es una noticia.

La PAC nos concierne y mucho. Después de todo, es la manera como los países europeos controlan lo que nuestros agricultores producen y cómo lo producen: lo que nos vamos a comer de cena todos los días (¿alguien se ha visto timado por la carne de caballo?)

Pero no es una historia que se pueda vender fácilmente a los editores de noticias.

No es sexy.

He aquí una idea. Si se cuelan las palabras "sexo libre" en una de las más de 8.000 enmiendas a las propuestas legislativas para la reforma agraria, estoy convencida que se lograría captar la atención de los medios de comunicación y de los ciudadanos europeos.

Incluso hasta se conseguiría que la gente se diese cuenta de que el Parlamento y el Consejo europeos están a punto de decidir una gran reforma de la Política Agrícola Común.

Y la UE, por fin, conseguiría captar la atención de los ciudadanos europeos de una manera mucho más barata que lo que cuesta ahora el presupuesto anual de comunicaciones.

(Declaración de interés: esta historia se ha escrito en parte con la esperanza de ganar en el futuro alguno de los premio de periodismo de la UE a «la estimulación de procesos de pensamiento involucrados en las políticas europeas»).

Ylva Elvis Nilsson fue corresponsal en Bruselas del diario sueco Svenska Dagbladet y actualmente es miembro del Instituto Sueco para el estudio de las Políticas Europeas-SIEPS.

Traducción para www.sinpermiso.info: Teresa Marugán