cal una revisió estratègica del no reconeixement de Kosova
Cuatro años después de que Kosovo declarara su independencia, los cinco estados miembros que no lo reconocen, a pesar de sus numerosas concesiones, corren el riesgo de verse arrinconados en una posición defensiva en la UE y quedarse con la amenaza de veto como carta principal en los asuntos de Kosovo. Gracias al acuerdo entre Belgrado y Prístina sobre la denominación, los cinco países tienen ahora la oportunidad de repensar sus objetivos y estrategia, y aplicar su “no-reconocimiento” de una nueva manera, que les permitirá no sólo ser constructivos, como han demostrado serlo en el pasado, sino proactivos y estratégicos. Para aprovechar la oportunidad, deberían:
Aparcar el miedo a un reconocimiento por la puerta trasera. La preocupación por un reconocimiento “tácito” o “implícito”, que ha desembocado en tantas disputas y bloqueos, está fuera de lugar. Lo que importa en un reconocimiento es que sea público y oficial. La decisión de reconocer o no estará siempre en manos de cada estado.
Utilizar ampliamente el acuerdo de Belgrado-Prístina sobre la denominación. Su diálogo está en línea con la posición de los cinco países de la UE que están por el “no-reconocimiento” en el sentido de que el estatus de Kosovo no deberá ser resuelto sin negociaciones directas entre las dos partes. Ahora que ha alcanzado una designación mutuamente aceptada, esa designación puede ser usada para permitir que Kosovo entre en organizaciones regionales y para reforzar sus relaciones con la UE, incluyendo un Acuerdo de Asociación y Estabilidad completo.
Centrarse en la integración de Serbia y de Kosovo en la UE. Todos los países de la UE están de acuerdo en que su futuro está dentro de la UE, más allá de su estatus. En este sentido, el objetivo no debe ser el bloqueo del reconocimiento o el apoyo a una parte frente a otra, sino utilizar la posición minoritaria de los “no-reconocedores” para conducir a Belgrado y a Prístina hacia la reforma y el compromiso, ambas cosas indispensables para su adhesión a la UE.
Comunicar mejor el “no-reconocimiento” y sus motivaciones. A pesar de que lo nieguen continuamente sus gobiernos, tanto observadores y contrapartes en los Balcanes, en Europa y más allá, como los públicos domésticos, relacionan el “no reconocimiento” por parte de cinco estados miembros de la UE con motivaciones internas. Exceptuando a Grecia, los pasos constructivos que dieron los “no-reconocedores”, los dieron con total discreción, resultando en consecuencia invisibles y no comportándoles beneficio alguno.
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Jordi Vaquer i Fanés, Director de CIDOB y Cristian Ghinea, Director de CRPE, el Romanian Centre for European Policies (Bucharest, Rumanía)
Fecha de publicación: 03/2012