El iberismo es un movimiento político y cultural que defiende la unión política de España, Portugal y Andorra. Apela a elementos en común entre estos países —como la historia, el espacio geográfico o el idioma— y a las posibilidades de crecimiento económico a partir de una agrupación política. Las opciones de unión son numerosas: desde una alianza estratégica y la armonización en ámbitos administrativos, hasta un solo espacio socioeconómico o incluso un país unificado en forma de federación.
Muchos intelectuales han desarrollado la teoría del iberismo o la han apoyado. El más relevante es el español Sinibaldo de Mas, intelectual del siglo XIX considerado el padre del iberismo y que incluso propuso una capital y bandera para Iberia. Otros autores, como los portugueses Henriques Nogueira, José Saramago y Miguel Torga, o el español Miguel de Unamuno buscaron acercar a ambos pueblos con sus obras.
Origen e historia del iberismo
A pesar de la historia en común e incluso estar unos años bajo el mismo monarca, España y Portugal nunca han sido el mismo país.. Los intentos de unificar la península ibérica se remontan al siglo XIV, pero el iberismo como idea política no apareció hasta el siglo XIX. Fue promovido por movimientos republicanos y socialistas de España y Portugal, inspirados por las reunificaciones de Italia y Alemania.
Españoles y portugueses se aliaron durante la guerra de la Independencia para expulsar a las tropas de Napoleón. Sin embargo, tras la guerra tanto en Portugal como en España se restableció el absolutismo, por lo que el iberismo quedó relegado a círculos intelectuales liberales de ambos países. Estos intelectuales fueron desarrollando la propuesta del iberismo, y es en esta época en la que aparecen los primeros artículos y ensayos sobre ello.
España y Portugal volvieron a acercarse a principios del siglo XX, con el establecimiento de sendas dictaduras afines ideológicamente. Con la llegada de la República a España se dio un avance legal: la Constitución española de 1931 dotaba el derecho automático de ciudadanía a portugueses que residiesen en España sin perder la de origen.
Aunque la propuesta iberista nunca llegó a ganar la bastante relevancia, el destino de los dos países siguió entrelazado. ambos pasaron por dictaduras afines entre los años treinta y setenta, las de Franco y Salazar, que mantuvieron una estrecha colaboración. Más tarde, Portugal y España llegaron a la democracia casi a la vez y entraron a la Comunidad Económica Europea juntos.
Desde entonces la cooperación entre ambos no ha hecho más que aumentar, en el marco de la Unión Europea y a través de reuniones y tratados bilaterales como las Cumbres Ibéricas. En 2023 entró en vigor el Tratado de Amistad y Cooperación entre España y Portugal, que se complementa con instrumentos como la Red de Cooperación Transfronteriza.
El iberismo en la actualidad
Hoy día hay varias organizaciones civiles iberistas, como la Sociedad Iberista, una asociación cultural española que busca acercar el iberismo a la población. También encontramos partidos políticos como el español Partido Ibérico Íber y su contraparte portuguesa Movimiento Partido Ibérico.
Sin embargo, los iberistas son conscientes de que las ideas que propugnaban los intelectuales del movimiento en el siglo XIX no tienen tanto sentido hoy: España y Portugal forman parte de la Unión Europea, con lo que ya tienen una moneda y mercado comunes, fronteras abiertas y una estrecha colaboración en diferentes ámbitos. Por ello, los iberistas aspiran a aumentar la colaboración o incluso constituir una confederación entre ambos países.
La sociedad civil portuguesa y española no es tan contraria a la idea, según estudios recientes. La Universidad de Salamanca realizó la misma encuesta durante tres años consecutivos, entre 2009 y 2011, obteniendo cada año porcentajes mayores de apoyo a una federación entre España y Portugal. La primera encuesta dio un respaldo del 39,9% entre los portugueses y del 30,3% de los españoles. Dos años después, en 2011, el porcentaje había subido al 46,1% y 39,8% respectivamente. Otra encuesta, realizada en 2016 por el Real Instituto Elcano, sorprendió con un 68% de los portugueses a favor de “alguna forma de unión política ibérica”.
No obstante, este aparente apoyo no se ha traducido en un impacto real. Ningún partido relevante, español o portugués, defiende la unión ibérica, y los partidos que lo defienden no tienen peso electoral. De ahí que el debate a menudo se haya centrado en cuestiones más anecdóticas, como cuál sería la capital del supuesto nuevo país. Incluso se han planteado varias opciones de banderas. A pesar de estos esfuerzos, el iberismo sigue siendo poco conocido y relevante en el panorama político de España y Portugal.