en juego el control del epicentro mundial de la heroína y también de las metanfetaminas

El ejército birmano combate en varios frentes y sufre en la frontera

Nuevo ciclo de violencia

Varios asaltos guerrilleros coordinados ponen a la defensiva a la junta militar

(FILES) In this photo taken on March 8, 2023 members of the ethnic rebel group Ta'ang National Liberation Army (TNLA) take part in a training exercise at their base camp in the forest in Myanmar's northern Shan State. An alliance of Myanmar ethnic armed groups is waging a lighting offensive against the military which analysts say is the biggest battlefield challenge to the junta since it seized power. (Photo by AFP)

Miembros del Ejército de Liberación Nacional Ta’ang en su campamento base, el pasado 8 de marzo

STR / AFP

Más al oeste, la guerrilla del Ejército para la Independencia Kachín ha visto como su cuartel general en Laiza era bombardeado por la aviación, en represalia por su hostigamiento y supuesta captura –no verificada– de la ciudad de Kawlin, en Sagaing. A esta habrían contribuido sus pupilos del Ejército de Arakán y, supuestamente, algunas fuerzas identificadas con el autodenominado Gobierno de Unidad Nacional, en el exilio.

El jefe de la junta militar, general Min Aung Hlaing, ha declarado que el desafío armado, al que atribuye voladuras de puentes y de centrales eléctricas, “se ha financiado con dinero de la droga”. La yaba , metanfetamina que hace estragos en Bangladesh, se produce en Shan y entra en el país vecino por mediación del Ejército de Arakán, según International Crisis Group. 

Aunque el ejército incentivó, desde el 2009, que las narcoguerrillas se reconvirtieran en aliadas, como Fuerzas de Seguridad Fronteriza, no todas aceptaron. Incluso las que lo hicieron siguieron dedicándose a sus antiguos negocios. Otras, como la citada milicia de Kachín, no solo no se disolvieron, sino que se multiplicaron.

Una guerrilla de etnia china toma la ciudad por donde pasa la cuarta parte del comercio con Pekín

Al auge de las drogas sintéticas de los últimos veinte años cabe añadir que, tras el retorno de los talibanes, Birmania ha vuelto a suplantar a Afganistán como número uno mundial en el cultivo de adormidera y producción y exportación de opio y heroína. No por casualidad en los estados de Shan y Kachin, Naypyidaw se enfrenta al grueso de una ofensiva coordinada desde el 27 de octubre (lo que ha llevado a bautizarla como operación 1027).

El estallido de violencia coincide, esta semana, con las primeras maniobras navales conjuntas de las armadas de Rusia y Birmania, en el mar de Andamán. Dos destructores rusos con ochocientos marinos concluyeron ayer los ejercicios frente a la excolonia británica.

La junta militar birmana, nuevamente un paria internacional tras el golpe de Estado de febrero de 2021, adquiere la mayor parte de su armamento a Rusia y China y, en menor medida, a Singapur, India, Tailandia e Israel.

Min Aung Hlaing fue precisamente el general que, en el 2009, expulsó a la guerrilla china de la región de Kokang, promoviendo otra del mismo origen, pero menos rebelde. La primera huyó a China y prometió que volvería para recuperar Laukkai. En el 2017 asaltaron tres casinos, secuestraron a 700 personas y huyeron con el equivalente a decenas de millones de ­euros. Dos años antes, la ofensiva del ejército contra ellos –similar a la actual– fue elogiada en Rangún y en Occidente como “patriótica”.

Quizás porque se trata de chinos, de idioma mandarín. De hecho, fueron las tropas del Kuomintang, que cruzaron derrotadas en el 1949, las que iniciaron el tráfico de opio y heroína en Kokang. Veinte años más tarde, Mao apoyó a las milicias del Partido Comunista de Birmania, que se impuso. Una escisión de este fue la que luego tomaría el nombre de Ejército para la Alianza Democrática de Birmania, hasta hoy, aunque cualquier parecido con la democracia sea pura coincidencia.

Está en juego el control del epicentro mundial de la heroína y también de las metanfetaminas

En cualquier caso, el grupo forma parte de la llamada Alianza de la Hermandad, junto al citado Ejército de Arakán (AA) y el Ejército de Liberación Nacional Ta’ang (TNLA). Esta toma el nombre de Alianza del Norte cuando incluye a la guerrilla kachín, de confesión cristiana baptista, como muchos cuadros del “gobierno en el exilio”.

La figura de la oposición, Aung San Suu Kyi, permanece en arresto domiciliario desde que su partido fuera descabalgado del poder.