*El acto final de Jokowi*, Siwage Dharma Negara

El gobierno de Joko ('Jokowi') Widodo se esforzó por estimular el crecimiento económico mediante proyectos y políticas de infraestructuras. Con su apoyo a la candidatura de Prabowo Subianto, los críticos han afirmado que Jokowi ha empezado a construir una dinastía política.
Siwage Dharma Negara
 |  15 de febrero de 2024, politica exterior.com

En 2023, Indonesia asumió con éxito la presidencia de la ASEAN y organizó la Copa Mundial Sub-17 de la FIFA, el primer torneo de la FIFA celebrado en el Sudeste Asiático. Indonesia también puso en marcha su primer tren de alta velocidad, “Whoosh”, que conecta Yakarta y Bandung, con una extensión prevista hasta Surabaya.

Estos hitos aumentaron la popularidad del expresidente indonesio, Joko “Jokowi” Widodo, hasta el final de su mandato en 2024. Jokowi demostró que no era solo un “petugas partai” (oficial del partido), término utilizado por la presidenta del Partido Democrático de la Lucha de Indonesia (PDI-P), Megawati Sukarnoputri, para subrayar que el presidente debía permanecer leal al partido.

Jokowi se desmarcó de la postura del PDI-P al apoyar a Prabowo Subianto, ganador de las elecciones generales, en lugar de a Ganjar Pranowo en la campaña a las elecciones de febrero de 2024. Subianto eligió a Gibran Rakabuming Raka –hijo de Jokowi– como compañero de fórmula. Los críticos han afirmado que Jokowi ha empezado a construir una dinastía política. Pero la acusación más grave es su maniobra para utilizar las instituciones del Estado en su beneficio, como cuando recurrió al Tribunal Constitucional para cambiar el límite de edad de los candidatos a la vicepresidencia y acomodar así la candidatura de Gibran. Curiosamente, una encuesta nacional de diciembre de 2023 mostró que casi el 40% de los indonesios apoyaban a Prabowo-Gibran, un aumento de más del 8% desde agosto de 2023.

Podría decirse que el continuo apoyo público a Jokowi se debe al éxito de su administración en la gestión de la economía, especialmente en el control de la inflación y la provisión de bienestar a los grupos desfavorecidos. Con Prabowo en el poder, se espera –al menos en el corto plazo– cierta continuidad en las políticas económicas.

Al igual que otras naciones, Indonesia se esfuerza por reactivar su economía de los impactos de la pandemia del COVID-19. El gobierno de Jokowi intentó estimular el crecimiento económico mediante grandes proyectos de infraestructuras, incentivos a la inversión y otras medidas políticas. La situación económica mundial en 2023 se deterioró debido al menor crecimiento de las principales economías, incluida China. Como consecuencia, las exportaciones e inversiones de Indonesia se ralentizaron.

En 2023, la inversión extranjera directa (IED) se mantuvo relativamente contenida, a pesar de la aprobación de la Ley Ómnibus para agilizar el proceso de inversión. Varios factores contribuyeron al flujo escaso de IED el año pasado, entre ellos la situación económica mundial, las tensiones geopolíticas y el resultado pendiente de las elecciones generales.

La mayoría de las inversiones en Indonesia proceden de fuentes nacionales, incluido el gasto del gobierno en diversos proyectos de infraestructuras y en la nueva capital, Nusantara. Jokowi quería asegurarse de que la infraestructura básica estuviera lista en 2024, cuando planea celebrar el aniversario de Indonesia en Nusantara. No obstante, los inversores privados (tanto nacionales como extranjeros) se abstuvieron de comprometer nuevos fondos hasta que se confirmara el próximo gobierno.

Podría decirse que las empresas estatales han desempeñado un papel fundamental en el éxito de la finalización de las infraestructuras de Jokowi, contribuyendo así a la popularidad del presidente. Esta dependencia de las empresas públicas ha acelerado la ejecución de los proyectos. Sin embargo, ha ocasionado grandes deudas financieras a las empresas estatales, lo que ha exigido inyecciones de capital con cargo al presupuesto del Estado.

En el futuro, reducir la gran carga financiera de las empresas estatales y aumentar la participación privada en los proyectos de construcción puede beneficiar a la economía a largo plazo. Todavía, pocas empresas del sector privado están interesadas en proyectos de infraestructuras debido a la falta de claridad de la normativa, las dificultades para la adquisición de terrenos y su falta de financiación. El Gobierno debería desarrollar instrumentos innovadores para reducir los obstáculos a la participación del sector privado.

La buena salud del consumo interno se refleja en el continuo crecimiento de la economía digital, especialmente en el sector del comercio electrónico. La pandemia de COVID-19 aceleró la adopción de las tecnologías digitales y el comercio en línea. El ministro de Finanzas, Sri Mulyani, declaró que en 2023 la economía digital de Indonesia se dispararía hasta los 82.000 millones de dólares, lo que supondría un aumento del 8% con respecto a 2022. Mulyani señaló que el comercio en línea seguiría siendo el principal catalizador de la expansión del sector digital. No obstante, es posible que esta perspectiva de crecimiento deba moderarse tras la oleada de despidos en plataformas de e-commerce.

El temporal de El Niño perturbó la producción de alimentos y provocó un aumento de la inflación, especialmente del precio del arroz. El gobierno respondió con políticas de estabilización de precios y asistencia social para proteger el poder adquisitivo de los pobres y vulnerables. Las políticas de asistencia social incluyeron 2,7 billones de rupias indonesias (173,2 millones de USD) adicionales en ayuda alimentaria y 7,5 billones de rupias (481,5 millones de USD) en ayuda directa en efectivo a los hogares.

Desde el punto de vista monetario, el Banco de Indonesia aumentó su tipo de interés oficial al 6% para defender la moneda nacional y mantener la estabilidad de precios. Los tipos de interés, junto con otras herramientas de política fiscal, se utilizaron para apoyar a las pequeñas empresas. El gobierno gastó 177,5 billones de rupias (11.400 millones de dólares) en el Crédito Empresarial Popular, un programa de subvenciones para apoyar a los pequeños empresarios, como los vendedores ambulantes de comida, en medio de la subida de los tipos de interés.

A pesar de sus pérdidas en la Organización Mundial del Comercio, Indonesia continuará con su programa de downstreaming mediante la prohibición de exportaciones. Tras prohibir las exportaciones de mineral de níquel en 2020, el gobierno amplió la prohibición a la bauxita a mediados de 2023. El plan es ampliar la política a otros minerales estratégicos, incluidos el cobre y el estaño.

Esta estrategia de nacionalismo de los recursos es bastante popular, y los tres candidatos presidenciales estaban de acuerdo en continuar con esta política. El candidato Anies Baswedan prometió “recalibrar” el plan si resultaba elegido. Pero Indonesia necesita un plan más innovador y flexible para fomentar su competitividad industrial más allá de la mera prohibición de las exportaciones. El gobierno debe plantearse pasar de una prohibición tajante de las exportaciones de níquel a un plan más flexible, como la obligación en el mercado interior aplicada al carbón y al aceite de palma. El país también debe anticiparse a los cambios tecnológicos que puedan afectar a su ventaja comparativa en minerales como el níquel y la bauxita.

Por último, es fundamental seguir reformando las instituciones estatales –como las que forman el sistema judicial– para mejorar su capacidad, su gobernanza y su independencia de las injerencias políticas, especialmente tras la victoria de Prabowo, conocido por los cambios en su personalidad política y de alianzas. La reforma fiscal también es necesaria para mejorar la capacidad presupuestaria de Indonesia. Tras las elecciones generales de 2024, el Gobierno debe mantener la seguridad y la estabilidad política, fundamentales para mantener una base macroeconómica estable y continuar con el legado de Jokowi en Indonesia.

Artículo publicado originalmente en inglés en la web del East Asia Forum