(Tratado...:) La rebelión cotidiana
Raoul Vaneigem
Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones
Traducción de Javier Urcanibia (revisión de Joaquín Jordá)
ANAGRAMA 304 PÁGINAS 18 EUROS
Como todo grupo de vanguardia político-artística que se precie, la Internacional Situacionista estuvo siempre sacudida por purgas y cismas. Semi-olvidados co-starring en los hechos del 68, los situacionistas se las arreglaron para dejar a su paso un extenso cuerpo teórico cuyo cenit serían las dos obras mayores de sus figuras clave: Guy Debord y Raoul Vaneigem.
Debord era un guerrero nihilmarxista tan fascinante como irritante (con una exagerada concepción de su propia importancia en la Tierra y con tendencia a la rencilla infantil) que quería educar al proletariado para la revolución, así que escribió el libro más impenetrable posible: La Sociedad del Espectáculo.Justificó su cripticismo alegando que así los catedráticos no serían capaces de analizarlo, pero descuidó un detalle: no podrían analizarlo ni ellos ni nadie.
Por fortuna apareció Raoul Vaneigem, un poeta belga con alarmante carencia de barbilla que ingresó en la IS en 1961. Vaneigem aguantó allí una década (sobreviviendo a la purificación de 1962, cuando se excomulgó a Jörgen Nash y otros) y articuló el ethos situacionista en el Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones,donde propugnaba la idea de una revolución basada en el juego y la pasión. El libro era todo lo contrario que el ladrillo de Debord. Vaneigem se basó en Lautréamont, Céline, Artaud y Vaché, así como en el terrorista Ravachol, el anarquista Max Stirner y las nuevas subculturas de delincuencia pop: bloussons noirs,mods y rockers. Vaneigem veía en ellos a un nuevo proletariado, y les comparaba a Dada: "El mismo desprecio por el arte y por los valores burgueses, el mismo rechazo de las ideologías, la misma voluntad de vivir. La misma ignorancia de la historia, la misma rebeldía indumentaria, la misma ausencia de táctica".
En el Tratado... se dicen frases como la clásica: "Los que hablan de revolución y de lucha de clases sin referirse explícitamente a la vida cotidiana, sin comprender lo que hay de subversivo en el amor y de positivo en el rechazo de las obligaciones, tienen un cadáver en la boca". Pero hay más cosas que hacen grande a Vaneigem. Cuando en 1968 el Sindicato de Escritores francés le invitó a afiliarse, él les contestó así: "Pedazos de mierda, costras mohosas de letrina intelectual, putos gilipollas, el olor de vuestra propia descomposición os debe haber afectado la cabeza para creer que un situacionista podría unirse a vuestra pandillita de mierda". Tanto intelectual como emocionalmente, Vaneigem era para Debord la única amenaza real de cara al liderazgo de la IS. De modo que - ¿lo adivinan?- fue expulsado en noviembre de 1971 por "cobarde", acusado de haber estado "de vacaciones" durante el levantamiento de mayo del 68. Vaneigem sigue hoy manifestando su perplejidad por la purga.
Anagrama aprovecha el aniversario de la revolución del 68 para reeditar con nuevo prólogo del autor esta gran obra situacionista, la mejor opción aún para los que desean superar la parálisis marxista sin claudicar posmodernamente ni acatar la opción actual.
11-VI-08, Kiko Amat, culturas/lavanguardia