Vargas Llosa abandona el PEN Club en protesta per la petició d’alliberament de ‘els Jordis’

El escritor hispanoperuano Mario Vargas Llosa ha decidido este martes abandonar de forma fulminante el PEN Club, la asociación internacional de escritores, después de que ésta lanzara un comunicado ayer en el que reclamaba la “inmediata” liberación de los activistas independentistas Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, en prisión preventiva desde hace casi un año y medio por los hechos del procés.

Vargas Llosa ha enviado una carta a la presidenta de la asociación Jennifer Clement en la que le expresa su indignación por lo que el escritor considera un comunicado lleno de “mentiras y calumnias”, según adelanta El Mundo. El premio Nobel de Literatura, que este fin de semana fue uno de los invitados estrella de la convención ideológica del PP, ha replicado a Clement que los presos encarcelados “no lo están por lo que creen y defienden sino por haber sido parte activa de un intento de golpe de Estado”. El escritor de 82 años deja así su cargo de presidente emérito del PEN Internacional, que ostentaba desde 1980.

El escritor vuelve a reprochar al Pen Internacional que apoye “a un movimiento racista y supremacista como es el movimiento independentista”, lo que a su juicio constituye “una traición” a los estatutos del club, que ningún escritor democrático debería amparar.

La nota que ha indignado a Vargas Llosa fue clara en su defensa de la liberación de los Jordis. Clement brindaba su apoyo al PEN catalán y denunciaba las restricciones “excesivas” a la libertad de expresión a raíz de cargos “desproporcionados” de sedición y rebelión contra los líderes de la ANC y Òmnium. Igualmente, Clement ha defendido que Sànchez y Cuixart siempre han manifestado “pacíficamente” sus ideas.

Pancarta a favor de la liberación de Sànchez y Cuixart Pancarta a favor de la liberación de Sànchez y Cuixart (Àlex Garcia)

Por otro lado, la Asociación de Escritores de España (ACE) ha lamentado lo que ha considerado “falseamiento de la realidad” del Pen Internacional, añadiendo que en España “no hay escritores ni periodistas presos por sus ideas”. La ACE considera que el manifiesto que también ha firmado el PEN Internacional “refleja un profundo desconocimiento de la realidad española”, calificando de “desafortunada intervención pública” el acto en el que se pidió la retirada de cargos y la libertad para Cuixart y Sánchez.

El comunicado difundido ayer lo firman escritores como Erri De Luca, Colm Tóibín, José Eduardo Agualusa, Suso de Toro, Mary Ann Newman o Simona Skrabec y el PEN América, el de Argentina, País Vasco, Canadá, Croacia, Escocia, Eslovenia, Estonia, Honduras, México, Portugal, Quebec, Rusia, el Suizo francófono y el francés.

Redacción y agencias, Barcelona, 22/01/2019 lavanguardia

El comunicado de Mario Vargas Llosa en el que anunciaba a Jennifer Clemens, la presidenta de PEN International, que abandona la institución de la que fue presidente por su respaldo a los que el escritor llama «golpistas independentistas», ha hecho visible el conflicto entre los centros del PEN Club para el idioma catalán y español.

Un poco de contexto: el PEN Club nació en Londres en 1921 como una sociedad de escritores consagrada a la defensa de la libertad de expresión. Durante casi un siglo, ha denunciado el encarcelamiento de intelectuales y periodistas perseguidos por informar y escribir sus opiniones. Su obra se ha expandido a través de filiales vinculadas a idiomas, más que a estados. En España, tienen sede un PEN para el gallego, otro para el euskera, otro para el catalán y otro, en situación más confusa, para el español.

Al final del verano pasado, PEN International, institución que Vargas Llosa presidió entre 1977 y 1980 y de la que era presidente emérito desde entonces, reunió a todas sus filiales en Pune, India. El PEN Catalán presentó un informe en el que denunciaba los casos de Valtònyc, Pablo Hasél, Jordi Cuixart y Jordi Sànchez, a los que considera encarcelados por delitos de opinión. El resultado de esa denuncia fue el comunicado del PEN Club International que esta semana solicitaba la «inmediata liberación» de los «presos políticos». Y de ahí, al enfado y la renuncia de Vargas Llosa, que afirmaba que dicho comunicado estaba «lleno de mentiras y calumnias».

¿Qué esconde ese encontronazo? Una larga historia de contrastes. Los capítulos español y catalán nacieron en 1922, unos meses antes en Madrid que en Barcelona. Sin embargo, el PEN español ha tenido una carrera de frustraciones mientras que el catalán ha conseguido continuidad e influencia en la comunidad PEN.

PEN España se disolvió cuando empezó la Guerra Civil. Durante los siguientes 70 años vivió varias refundaciones de la que fue la más significativa la de 1978, con Carlos Barral y José Caballero Bonald en su directiva. Significativa pero incompleta, ya que tampoco tuvo continuidad. «En cambio, el PEN catalán fue una apuesta tradicional del catalanismo por obtener visibilidad internacional», explica Basilio Rodríguez Cañada, presidente de PEN España. «Y, por eso, muchas veces ha actuado para impedir que el español tuviera un proyecto sólido».

En 1992, asegura Basilio, PEN International celebró su congreso en Barcelona. El español no fue aceptado como idioma cooficial y la propuesta que se presentó para refundar PEN España fue bloqueada sin motivos claros. Hubo que esperar hasta 2003 para reentrar en la familia PEN con el respaldo de Vargas Llosa. Aquella tercera vida de la sociedad tampoco fue la buena. Cuando llegó la crisis, el club español dejó de pagar sus cuotas y fue suspendido.

El siguiente proyecto de refundación es el de 2015, con Basilio Rodríguez Cañada en la dirección y 130 socios. En su proyecto de refundación y reingreso, PEN España proponía pagar sus deudas con la sociedad, pero la central desoyó sus propuestas. La culpa, en su opinión, es del escritor barcelonés Carles Torner, el director ejecutivo de PEN International.

«Torner vino a Madrid y nos instó a que renunciáramos a seguir, que ellos ya estaban organizando un PEN en español». Salman Rushdie, muy vinculado a PEN International desde los tiempos de su fatua, llegó a promover ese proyecto en una visita. «En la práctica, nadie se apuntó porque todo el mundo sabe cuál es el problema: el encontronazo con el nacionalismo catalán, que tiene mucho poder en PEN International».

A Rodríguez Cañada le han reprochado haber instrumentalizado el nombre de PEN en su favor. Según su versión, lo único que hizo fue promover la sociedad aprovechando sus viajes de trabajo. Además, responde que es PEN International la que se ha apartado de la esencia de la sociedad y reprocha que, en tiempos de guerra, expulsara a sus filiales de Túnez e Irak por impago, cuando era el momento en el que más falta hacía su trabajo».

Los representantes del PEN catalán aseguran a EL MUNDO que el único problema de PEN España que les consta es el de su morosidad y facilitan una nota manuscrita de Jennifer Clemens que responde a Vargas Llosa. Clemens se muestra conciliadora: «PEN ha sido en toda su historia el lugar de los grandes debates del mundo -con conflictos, aciertos y rectificaciones- [...] El comunicado [sobre Sànchez y Cuixart] está apoyado por el Comité de Escritores en Prisión y el conjunto de Pen International y sus recientes resoluciones en conflictos y comités. Lamento que Mario Vargas Llosa renuncie al PEN y siempre estará bienvenido si cambia de opinión».

23-I-19, L. Alemany, elmundo