"Las raíces del romanticismo", Isaiah Berlin

Berlin, Isaiah

Las ideas políticas en la era romántica

LAS RAÍCES DEL ROMANTICISMO

Isaiah Berlin

Ed. Taurus, año 2000, 226 págs.

Índice:
Prefacio. I En busca de una definición. II Primer ataque a la Ilustración. III Los verdaderos padres del Romanticismo. IV Los románticos moderados. V El romanticismo desenfrenado. VI Efectos perdurables del romanticismo. Referencias Bibliográficas.

Valioso estudio del Romanticismo en el que muestra que no se trata de un movimiento intelectual más en la historia del pensamiento occidental, sino el mayor y más influyente, profundo y duradero, en todos los órdenes de la vida europea. Las consecuencias de lo que ha llegado a ser una verdadera revolución, han resultado enormes (y según el autor, pavorosas). Su legado pervive no sólo en la conciencia europea (pensamiento, sentimiento y acción), sino en los movimientos políticos, particularmente en el nacionalismo, que ha hallado impulso e inspiración en él, y que ha llegado a ser la ideología más poderosa y que más ha cambiado no sólo a Europa sino al mundo entero. El interés en este tema no es meramente histórico o estético, ya que está en el origen de todos los totalitarismos, en el culto a la personalidad, en la fascinación por la "historia", por los mitos, por el culto a los muertos, por la naturaleza, por lo "sagrado", en la ética emotiva, en el fanatismo, en la intolerancia, en el fascismo y posteriormente posibilitó el existencialismo, etc... En esta obra examina los presupuestos de los pensadores que dieron forma e impulsaron a este movimiento. Rastrea los orígenes del pensamiento romántico y los factores que, en los inicios del s.XVIII, promovieron esta gran transformación de la conciencia en Occidente: la crisis del Racionalismo y el ataque a la Ilustración desde Alemania, donde dadas sus características políticas y sociales se había afianzado el "pietismo" luterano, que daba total preeminencia a la relación personal y directa del hombre con el creador, lo que supuso una actitud bastante generalizada de retirada hacia la profundidad del alma humana y el ensimismamiento. Gradualmente condujo a la exaltación de lo emocional: el vitalismo místico, la sacralización de la historia, la entronización del mito, la exaltación del arte como ajeno a toda razón, el desprecio de la razón, y la incomunicabilidad e inconmensurabilidad de las formas culturales. Éstas son interpretadas como resultados inconscientes y profundos de los grupos humanos, gestadas desde tiempos inmemoriales y que, por consiguiente, constituyen una expresión divina del "genio" de los pueblos, de donde surge la idea (invención), acerca de que todos los hombres buscan pertenecer a un grupo, y que de forma predeterminada ya lo hacen, y del cual no pueden separarse. Se trata de "su" contexto, fuera del cual solo hay desarraigo. Así se forja la necesidad de pertenecer a una secta y tener "raíces" (Vico, Herder...), que es la base del nacionalismo (lengua, tierra, muertos...), desestimando, como señala, que la realidad de las características locales es fruto de la incomunicación y el aislamiento. Todo ello constituye la máxima expresión del irracionalismo, el sentimentalismo y la melancolía humana, expresadas como la exigencia de conservar cada cosa como "es" (el nativo ha de conservar su condición de nativo eternamente), y la negación de la unidad y la compatibilidad entre ideas y personas. La irrupción del irracionalismo en el pensamiento fue decisivo y devastador para la razón y para la libertad y autonomía individuales, que jamás (hasta el presente) se recuperó. En este entorno nace y pervive una concepción de la nación como la "gran comunidad" formada por los muertos, los vivos y los aún no nacidos, unidos todos por elementos no analizables que constituyen la "esencia" de la nación. Así se construye la concepción organicista de la vida en colectividad a la que ineludiblemente se debe lealtad: se trata de la "religión-nación-estado".