La guerra en el este de la RD Congo amenaza con extenderse a toda la región de los Grandes Lagos y provocar una nueva tragedia humana de magnitudes imprevisibles.
Así lo advertía ayer Ban Ki Mun, secretario general de las Naciones Unidas, durante la cumbre que ha reunido en Nairobi a los dirigentes de la RD Congo, Joseph Kabila, y al de Ruanda, Paul Kagame. Ambos países están directamente implicados en el rebrotar de este conflicto que hoy enfrenta a Ruanda (el jefe rebelde Laurent Nkunda es el líder de los tutsi ruandeses y cuenta con el apoyo militar y logístico de Kigali) con la RD Congo y que en el pasado implicó también a Angola, Zimbabue y Uganda, en lo que dio en bautizarse como la guerra mundial africana.
Un oficial de la ONU declaraba de forma anónima a la agencia Associated Press que había visto un número sin especificar de soldados angoleños luchando al lado de las fuerzas del Gobierno, una información que, de ser cierta, significaría la temida extensión del conflicto y el regreso a las guerras de 1996-1997 y 1998-2003.
"Es un momento crítico para toda la región y para África entera. No puede haber una solución militar. Tenemos que cerrar el ciclo de violencia", dijo Ban Ki Mun, apelando a la "responsabilidad histórica" de los dirigentes africanos.
Ban Ki Mun defendió también la misión de los cascos azules (Monuc) de las críticas recibidas del Gobierno de Kinshasa, que acusó a la misión internacional (la más grande en África, con 17.000 soldados) de "pasividad frente a las matanzas de civiles". "Es mi deber señalar - dijo Ban- que la capacidad de la Monuc ha llegado a su límite, a pesar de los esfuerzos que estamos haciendo para reorganizar unas fuerzas que deben enfrentarse a numerosos grupos armados en todo el este de la RD Congo".
Mientras en Nairobi se trataba de buscar un acuerdo entre los máximos dirigentes y Ban clamaba por el cese de la violencia, los combates se intensificaban el viernes en la región del Kivu. En Kibati, a 15 kilómetros de Goma, los rebeldes de Laurent Nkunda (CNDP) luchaban contra el ejército gubernamental (FARDC).
Según el portavoz de los cascos azules, Jean-Paul Dietrich, "los rebeldes utilizan armas pesadas, morteros y metralletas", y "miles de civiles aterrorizados" han abandonado los campos de refugiados y huyen al interior de la región.
La ciudad de Nyanzale, a 80 kilómetros al noroeste de Goma, ha sido recuperada por el Gobierno después de que los soldados de las FARDC consiguieran expulsar a los rebeldes del centro de la ciudad y obligarlos a huir hacia las colinas.
Si Kinshasa se queja de la desprotección de los civiles y acusa a Ruanda de apoyar a los rebeldes, el Gobierno de Kigali dice que el Gobierno no hace nada para desarmar a los rebeldes hutus ruandeses que, bajo las siglas del FDLR (Fuerzas Democráticas de Liberación de Congo), provocan el terror entre las poblaciones de tutsi congoleños. El FDLR agrupa a militares y milicianos que participaron el en genocidio de Ruanda en 1994 y luchan para recuperar el poder en Kigali.
El reclutamiento de niños soldados ha vuelto a imponerse en la guerra en la RD Congo, donde los distintos grupos armados secuestran a los menores para obligarlos a luchar en sus milicias. Así lo han denunciado organizaciones como Save the Children o Unicef, después de constatar sobre el terreno cómo muchos menores desaparecían y los que conseguían escaparse de los soldados lo testimoniaban. Entre los años 1993 y 2006 fueron reclutados en RD Congo más de 30.000 niños. También las niñas fueron utilizadas como esclavas sexuales para la tropa, así como miles de mujeres a las que también se obligaba a cargar comida y armas durante los largos desplazamientos.
8-XI-08, red/agcs, lavanguardia