El brutal atentado del sábado contra el hotel Marriott de Islamabad - el mayor de la historia del país, según el Gobierno- todavía no se lo ha atribuido nadie, pero "todas las pistas llevan a Waziristán", según un asesor de Interior del gobierno pakistaní.
O, dicho en otras palabras, a los talibanes locales y a sus huéspedes de Al Qaeda, que operan en las zonas tribales fronterizas con Afganistán. Al Qaeda intenta así romper la, de momento, estrecha alianza del nuevo presidente pakistaní con EE. UU.
De hecho, Asif Ali Zardari salió ayer hacia Washington y Nueva York. Tiene previsto entrevistarse con el presidente Bush en la Casa Blanca y hablar en la ONU.
Estados Unidos mantuvo una estrecha cooperación militar con Pakistán durante el mandato del general Musharraf. Ahora que los civiles copan el poder, está por ver si podrá mantenerla. De hecho, Zardari ha protestado por los golpes de mano que los comandos especiales realizan en las zonas tribales buscando a Osama bin Laden y otros terroristas de Al Qaeda...
En esos momentos, Zardari, viudo de Benazir Bhutto, asistía a una cena en su honor ofrecida por el primer ministro, Yusuf Raza Gilani, a apenas 500 metros del Marriott.
Si Islamabad, una aseada y ajardinada ciudad de nueva planta, es el símbolo del bienestar en Pakistán, el hotel Marriott es, en el imaginario pakistaní, el colmo del privilegio, frecuentado por las occidentalizadas élites políticas y económicas del país.
No obstante, las circunstancias del atentado, en pleno mes del Ramadán y durante la celebración familiar de la ruptura del ayuno, podría volverse contra de los insurgentes.
Los miembros de Al Qaeda - incluidos Bin Laden y Al Zauahiri- parece que están atrincherados en el territorio rebelde de Bajaur. Así lo da a entender la feroz resistencia armada, reforzada por contingentes talibanes llegados de Afganistán y de otras zonas tribales. Esta es el área que ha estado atacando EE. UU. desde que Bush ordenó las operaciones secretas en julio. Washington ha entregado 11.000 millones de dólares a Pakistán para que luche contra Al Qaeda. A pesar de este dinero, oficiales pakistaníes reconocen que las armas de los talibanes y sus sistemas de comunicación son superiores. Aunque Zardari es visto como pronorteamericano, se ha alineado con el ejército para advertir a EE. UU. que no tolerará violaciones de su soberanía.
22-IX-08, J.J. Baños, lavanguardia
Pakistán ya tiene su 11-S. El hotel más emblemático de Islamabad, el Marriott, situado junto a los centros del poder pakistaní, fue convertido ayer en una bola de fuego. A última hora de la tarde de ayer, un terrorista suicida lanzó un camión cargado con una tonelada de explosivo contra el acceso al recinto, altamente protegido. Al cierre de esta edición había que lamentar por lo menos 60 muertos y 200 heridos, en el atentado más potente que se recuerda en Pakistán y que ha dejado un cráter de seis metros de profundidad y anchura.
A pesar de la inusitada violencia de la explosión, que rompió cristales en un radio de tres kilómetros, la devastación del edificio fue consecuencia del incendio propagado por las conducciones de gas...
La onda expansiva afectó principalmente a la planta baja, donde se encuentran los cinco restaurantes del establecimiento, muy frecuentados por la élite pakistaní, sobre todo durante el fin de semana y coincidiendo con la hora de romper el ayuno del Ramadán...
A pesar de contar con una mayoría de huéspedes occidentales, las banderas exhibidas frente a la fachada eran de países musulmanes, junto a la bandera verde del islam. También por temor al islamismo, el bar del hotel, que era subterráneo, se camuflaba tras una puerta que indicaba falsamente el acceso a unas oficinas...
El atentado se produjo menos de dos horas después de que el nuevo presidente pakistaní, Asif Ali Zardari, pronunciara su primer discurso frente a las dos cámaras de la Asamblea Nacional. Se especula con que el destino inicial del camión bomba fuera dicho edificio, a pocos cientos de metros del Marriott, al igual que el palacio presidencial. ..
De hecho, la comitiva de Zardari pasó por delante del lujoso hotel pocos minutos antes del atentado, que supone una bofetada a su declaración de intenciones.
Efectivamente, Zardari había dicho dijo ayer: "Erradicaremos el terrorismo y el extremismo donde quiera y cuando quiera que asome su feo rostro". No obstante, también puntualizó que "la fuerza debería ser el último recurso" en la lucha contra la insurgencia local. Asimismo, en alusión a las incursiones de los comandos especiales estadounidenses en las áreas tribales del norte, puntualizó que "Pakistán no tolerará la violación de su integridad territorial por parte de ninguna potencia mundial en nombre de la lucha antiterrorista". El indisimulado destinatario de este mensaje, George W. Bush, está previsto que reciba a Zardari el martes en Washington. La entrevista ya es una prueba de apoyo al viudo de Benazir Bhutto.
En EE. UU. son cada vez más las voces que acusan a Islamabad de haber dilapidado los 11.000 millones de dólares de ayuda militar entregada para luchar contra los talibanes o de haberla utilizado para reforzarse frente a India. A EE. UU. le inquieta la talibanización de la frontera pakistaní, desde donde se hostiga a sus tropas en Afganistán.
En otros actos de violencia, ocho soldados murieron en un atentado talibán en Waziristán, mientras que 18 insurgentes murieron en combates contra el ejército, también en la zona tribal contigua a Afganistán. Cinco estudiantes fallecieron por una explosión en una escuela coránica en Beluchistán...
Pakistán supera a Iraq, Afganistán e India en número de víctimas del terrorismo.
21-IX-08, J.J. Baños, lavanguardia