El neoyorquino David H. Rosenthal, inquieto traductor al inglés del Tirant lo Blanc, La plaça del Diamant e Incerta glòria, entre otras obras señeras de la literatura catalana, murió en 1992 dejando inédito un ensayo de divulgación sobre el ambiente de especial creatividad que se respiraba en la Barcelona de los años veinte y treinta. Ahora se ha editado traducido al catalán por Jordi Fernando, que es también quien como editor de Meteora ha materializado el libro, enriquecido con una muy buena selección de fotografías de época exhumadas por Montserrat Rectoret.
Así como un Hemingway, un Orwell o un Capa durante la guerra, el también norteamericano David Rosenthal se sintió atraído ya desde su primera estancia entre nosotros a finales del franquismo por la vivacidad de un momento único, el de aquella Barcelona enriquecida y frivolizada por la neutralidad durante la Primera Guerra Mundial que ve cómo en 1936 se ven desacreditados hasta los más puros ideales. Era una Barcelona que había empalmado las informalidades del modernismo con el gusto por el juego de las vanguardias. Como ya se reflejaba en Vida privada de Sagarra o posteriormente en La marge de André Pieyre de Mandiargues, "los franceses encontraban el barrio chino terriblemente vivo de colores e interesante, del mismo modo que los norteamericanos reaccionaban ante La Habana en los años cincuenta".
Ahora ya no se le llama barrio chino, como hace Rosenthal, pero Barcelona continúa siendo un gran foco de atracción cosmopolita y seguramente también el mayor mercado europeo de la transgresión temporal. Y ya murió aquella cultura de lo vital libertario cuyos últimos coletazos tal vez se manifestaron en forma de anticultura y de antifranquismo en la estela del Mayo del 68.
El libro de Rosenthal estaba destinado en principio a un público anglosajón, y no pretendía proporcionar ninguna historia oficial del anarquismo, que tanta importancia tuvo en la Catalunya de hasta 1939, sino "sencillamente esbozar unos cuantos puntos de referencia", más que sobre la ideología, sobre una cultura o un estilo de vida seguido por centenares de miles de personas.
Banderes al vent! La Barcelona de les utopies, 1914-1936 es un hermoso monumento funerario a una cultura popular heredera del librepensamiento que ya en la posguerra dejó de ser hegemónica en aras de una mentalidad antilibertaria, y también antiliberal, y en el fondo conservadora. Es también un canto a la ingenuidad perdida, a la fe del pueblo en el progreso.
Y finalmente, es otro gran homenaje a una Catalunya que desde la mitad del siglo XIX había ido adquiriendo una densidad de idealismo que la guerra y la dictadura se llevaron fatalmente por delante..., esperemos que no para siempre.
14-VII-08, Oriol Pi de Cabanyes, lavanguardia