tensió entre Afganistan i Pakistan

El ejército afgano está dispuesto a penetrar en Pakistán para repeler los ataques de que es objeto. Fue el mismo presidente de Afganistán, Hamid Karzai, quien amenazó con atacar a los talibanes en su santuario pakistaní.

Se trata de un inédito toque de atención, no sólo para la insurgencia islamista pastún, sino también para Islamabad. No en vano, el nuevo Gobierno pakistaní ha sustituido el enfrentamiento armado por el diálogo con los talibanes locales, con el resultado de varias treguas parciales. Por ejemplo, con el principal caudillo de los talibanes pakistaníes y jefe de la tribu de Mehsud. A él se refirió ayer un airado Karzai al asegurar que "Betula Mehsud debe saber que a partir de ahora iremos a por él y le atacaremos en su propia casa. Y lo mismo haremos con el mulá Omar de Pakistán", en referencia al cabecilla de los talibanes afganos. Karzai considera que si los talibanes atacan a las tropas afganas de la OTAN desde Pakistán, también Afganistán - "que ya no es un Estado indefenso"- tiene derecho a replicar "en defensa propia".

Sus declaraciones fueron replicadas por parte del primer ministro pakistaní, Yusuf Raza Gilani, que alegó que su país no esta dispuesto a aceptar "interferencias extranjeras" y que ni siquiera desplegando a todo su ejército podría controlar una frontera de 2.600 km. Hay que añadir que la susceptibilidad pakistaní está al rojo vivo después de que la semana pasada aviones norteamericanos que perseguían a una partida de talibanes bombardearan un puesto fronterizo: murieron once de sus soldados. Las propias declaraciones de Karzai se producen 48 horas después de que un audaz ataque talibán a la cárcel de Kandahar liberara a más de un millar de presos, de los cuales 400 serían sus compañeros de armas. El posterior dispositivo de busca y captura lanzado por tropas afganas y de la coalición internacional sólo habría detenido a una veintena de fugados. Otros quince talibanes habrían muerto en enfrentamientos.

No es nuevo que Hamid Karzai acuse más o menos veladamente a Islamabad de conspirar contra la consolidación de su Gobierno. Lo novedoso es la amenaza de violar la soberanía territorial pakistaní. Las declaraciones de Karzai, en línea con los planteamientos de los halcones en Washington, se producen a las pocas horas de recibir 20.000 millones de dólares de ayuda internacional para la reconstrucción.

EE. UU. ha utilizado en varias ocasiones aviones no pilotados para bombardear supuestos refugios talibanes dentro de territorio pakistaní, aunque sin confirmar su autoria. En Pakistán es casi unánime la opinión de que cualquier intervención extranjera empeoraría las cosas y sería suicida para cualquier gobierno. La impopularidad del presidente Musharraf no es ajena a su alineamiento con Washington.

Betula Mehsud declaró hace pocos días que el islam no reconoce fronteras y que sus yihadistas tenian la obligación de atacar a los invasores allá donde se encontraran. Algo que ha obligado a los negociadores de Islamabad a añadir una cláusula para consolidar la tregua en la que exigen a la tribu de Mehsud respetar la ley del islam y de Pakistán dentro y fuera de sus fronteras.

16-VI-08, J.J. Baños, lavanguardia