En nuestro país se utiliza a menudo la etiqueta literatura de mujeres y siempre negativamente. Por ello, me sorprende la reacción benévola y hasta enfervorizada que suscita L´últim patriarca,de Najat el Hachmi, novelista de origen magrebí y catalana de adopción.
Durante la entrega de los últimos Ramon Llull, le señalo a un escritor que el escenario de esa ficción -el poder del patriarca- es parecido al que tuvimos que soportar muchas mujeres aquí entre los años 40 y 75, y cuyas secuelas aún perduran. El escritor lo niega. Sin embargo, ambos vivimos en el mismo país y tenemos la misma edad. Y, desde luego, miradas muy distintas...
Otro escritor señala que por primera vez un libro catalán trata el tema del dominio masculino. Las escritoras presentes nos miramos exasperadas. Es obvio que ese hombre no ha leído ni una sola de las muchas páginas publicadas por autoras catalanas acerca del patriarcado en nuestro país.
Entonces entiendo por qué el texto de esa mujer nacida en Marruecos se salva de ser considerado literatura de mujeres: porque no actúa como un espejo molesto sobre algunos de nuestros varones, que son propensos a ver la paja en ojo ajeno pero no la viga en el propio. No son experiencias de mujer, sino experiencias exóticas.
11-V-08, Gemma Lienas, escritora, lavanguardia