"La poesía de las moléculas", Roald Hoffman

Roald Hoffman, poeta y Premio Nobel de Química 1981.

Tengo 69 años. Nací en Zloczov (Ucrania) y desde los 11 años vivo en Estados Unidos. Soy químico, miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. Escribir poesía me ayuda a ser mejor científico. Tengo dos hijos y tres nietos. Voto al Partido Demócrata, soy un liberal desesperanzado. Soy judío, pero no soy religioso.

- ¿Por qué le dieron el Nobel?

- Dilucidé qué mecanismos siguen los átomos para constituir moléculas, a veces sencillas, a veces muy complejas.

- ¿Estamos rodeados de moléculas?

- Si usted ahora está oyéndome es porque unas moléculas chocan con otras... hasta llegar a su oído.

- ¿El cosmos es una danza de moléculas?

- Sí. Si una mujer perfumada entrase en esta sala silenciosamente, por su espalda, emanaría unas moléculas aromáticas que saltarían entre las moléculas del aire hasta llegar a su olfato. ¡Un sugestivo baile de moléculas!

- ¿Y qué música bailan las moléculas?

- No podemos oírla..., pero existe. Una molécula gira y a la vez vibra y a la vez se traslada. Y cada vez que cambia de velocidad, ¡libera sonidos en diferentes frecuencias!

- Doctor, ¿cuál es la molécula más bella del universo?

- Para mí, la molécula de hemoglobina. Es compleja: son 9.500 átomos engarzados, con un centro de hierro, y varios de oxígeno vinculados, y... ¡Ah, parece tan irregular pero es a la vez tan armónica...!

- Le veo enamorado de la hemoglobina.

- Esa molécula me recuerda al serpenteante banco de Gaudí y Jujol del Park Güell: a la vez que su trencadís es irregular, el conjunto es rítmico. Esa combinación es la belleza.

- ¿Sí? ¿Cómo definiría la belleza?

- Hay quien dice que la belleza emana de la simetría. Yo creo que emana de una tensión entre lo simétrico y lo asimétrico, lo irregular y lo regular. Como ese banco de Gaudí.

- ¿Hablo con un científico o con un poeta?

- La ciencia dota de metáforas a la poesía. ¡Y yo escribo poemas, es mi pasión! Y creo que la poesía me hace mejor científico.

- ¿Ve poesía en las moléculas?

- ¡Las moléculas son poéticas! Mire la de ADN: ¡es un poema! Y una fórmula científica es buena si es clara, concisa, sencilla y a la vez variada: igual que todo buen poema.

- ¿Eran los antiguos alquimistas químicos o eran poetas?

- Ambas cosas. Ellos encontrarían muy árida nuestra química, falta de imaginación y pasión romántica.

- No si le oyesen a usted...

- Por otra parte, estarían muy contentos: ellos querían obtener oro de compuestos simples... y, dígame: ¿qué otra cosa hace hoy la industria farmacéutica? ¡Ja, ja, ja...!

- Cataratas de oro, es cierto...

- Y encima la gente está feliz porque esos fármacos le alargan la vida: como el elixir de los alquimistas.

- Los alquimistas buscaban depurarse, mejorar.

- ¡Y ése debería ser también el objetivo de la química: mejorar la condición humana!

- ¿Qué es la piedra filosofal para usted?

- Un concepto equívoco de los alquimistas, equivalente a cuando nosotros decimos "curar el cáncer". ¡La realidad es compleja: no admite visiones simples! Que a eso es a lo que juegan los políticos...

- Vaya... ¿No curaremos el cáncer?

- Cada caso de cáncer precisa de una quimioterapia específica, lo que habla ya de la complejidad existente tras esa palabra... ¡No seamos simplistas!

- ¿Qué visión tiene de las alteraciones atmosféricas, del cambio climático?

- Existe a causa de la combustión de residuos fósiles: eso genera en la atmósfera pequeños cambios..., pero con grandes consecuencias.

- Cuantifíquemelas.

- Ahora hay en la atmósfera 350 partes de CO por millón. Cuando lleguen sólo a ser

2 400 partes por millón... se producirá un aumento de 5 º C más de temperatura.

- ¡Eso significa la catástrofe!

- Sí, y por eso urge buscar una solución, una alternativa. Es difícil, porque nuestra fuente de energía radica en esa combustión de carbón, petróleo...

- Invente usted otra fuente de energía.

- ¡Ahora sí que está usted pidiéndome la piedra filosofal! La solución sería atrapar el CO sobrante de la atmósfera y eliminarlo.

2 Pero ¿cómo hacerlo...?

- Y si... ¿y si consiguiésemos romper las moléculas de CO ? 2

- ¡Ah, eso sería la solución! Pero... ¡ay, es una molécula muy fuerte! ¿Sabe quién puede romper esas moléculas, quién ya las rompe?

- ¿Quién?

- Las plantas. Pero me temo que, por muchas que ahora plantásemos, no serían suficientes para acabar con todo ese CO . Hay 2 que seguir buscando una solución.

- ¿Usted se atrevería a decirme por qué hay tantos judíos entre los premios Nobel?

- Quien crea que los judíos somos más inteligentes ¡debería vivir durante un tiempo en Israel, ja, ja...!

- ¿Qué explicación encuentra?

- Observo en las familias judías un alto aprecio por el conocimiento, lo prestigian: ¿quizá porque la marginación agudizó una mirada distante, observadora y reflexiva? Todo eso da actitud necesaria para la ciencia... Y los judíos agnósticos vieron en la ciencia un sustitutivo.

- ¿Cuál es la molécula más compleja del cosmos?

- Los polímeros, cadenas de moléculas formadas por millares de átomos. ¡La molécula del ADN mismo!

- ¿Y la más simple?

- Dos átomos de hidrógeno unidos: ¡de eso está hecho el universo entero!

- Y mi organismo ¿cuántos átomos suma?

- Algo así como un 30 seguido de 27 ceros.

- ¿Y en cuál de ellos está el alma?

- En los ojos de la mujer a la que miras.

Hoffman es un científico, un insigne químico, un buen poeta y gran bailarín de samba. Luce un par de anillos de plata: "¿Por qué sólo las mujeres tendrían que ser sensibles a la joyería?", me comenta, achinando los ojos. Sus hallazgos sobre las estructuras moleculares y los enlaces que las mantiene resistentes le reportaron el premio Nobel, y luego han servido para el diseño de fármacos nuevos... Le veo jovial y feliz consigo mismo. Le pregunto por sus sueños, y me habla de tres: 1. seguir publicando sus poemas; 2. alcanzar a ver la coexistencia pacífica en Oriente Medio, y 3. ayudar a frenar el efecto invernadero. Invitado por el Institut d'Estudis Catalans, ha dado una conferencia sobre Lavoisier y su esposa, los papás de la química moderna.