EL Gobierno de Tony Blair ha hecho pública la lista de "comportamientos inaceptables" con la que se propone deportar a los clérigos musulmanes integristas. Tras los atentados del 7-J, los británicos parecen empezar a tomarse en serio los sermones que incitan a la violencia, como los del egipcio Abu Hamza, un capitán Akab del islamismo radical con un garfio como brazo derecho, tuerto del ojo izquierdo y al que Londres acogió hace más de dos décadas. Puestos a combatir el mesianismo, Occidente también haría bien controlando a sus catequistas del apocalipsis. Sin ir más lejos, el telepredicador estadounidense Pat Robertson, trajeado y apuesto a sus 75 años, sin ningún símbolo externo que le delate como cazador de la Moby Dick anticristiana, ha propuesto esta semana asesinar a Hugo Chávez. Para este imán evangelista, amigo de los republicanos, sería absurdo que Estados Unidos gastara un dólar en invadir Venezuela para derrocar a su presidente, cuando "es mucho más fácil encargar la tarea a un agente clandestino y terminar con el problema". Con televisión evangelista propia, el pastor multimillonario es un cruzado contra todo lo que huela a liberal y a musulmán. Lean su opinión sobre el feminismo: "Es un movimiento antifamilia y socialista que alienta a las mujeres a dejar a sus esposos, matar a sus hijos, practicar brujería, destruir el capitalismo y hacerse lesbianas". Definitivamente, el comportamiento del mulá Robertson también se antoja inaceptable.
Alfredo Abián, director adjunto, LaVanguardia, 26-VIII-05