-in extenso: 'TVs públicas, obscenos guarismos'-
Todos los gobiernos -desde que existen gobiernos- prometen arreglar lo de RTVE -desde que existe RTVE-, pero ninguno la arregla. Encima, Carmen Caffarel está contenta y orgullosa.
La directora general del ente (siniestro vocablo de fantasmales resonancias) está convencida de que su gestión es "histórica" y que TVE ya es de todos y no sólo del gobierno de turno, en este caso, del Gobierno del PSOE. ¡Anda ya!
Ignoro las razones por las cuales la señora Caffarel considera que durante el pasado año TVE asumió "mayores cotas de pluralismo, de profesionalidad y de veracidad", pues no observo sensibles diferencias entre la información que ahora emite la televisión pública estatal y la que emitía antes (o sea, cuando mandaban Aznar y Urdaci), excepto que ahora atufan a socialista, como antes olían a popular.
Me inquieta, en cambio, que la señora directora considere aceptable y plausible que el ente haya incrementado en el 2004 su monstruosa deuda histórica acumulada, que alcanza ya la bonita cifra de 6.892 millones de euros. En cualquier caso, la directora general ya aclaró en su día que entre sus altas misiones no figura la reducción de la deuda. No cabe, por tanto, acusarla de ineficacia. La directora general gasta más de lo debido -como todos sus antecesores- y lo de la deuda acumulada no debería preocupar a nadie, porque al final se la comerá el Estado, aunque al ministro de Economía, Pedro Solbes, no le haga ninguna ilusión cargar con ese mochuelo.
El drama estallará cuando la Comisión Europea exija que se aclare y detalle el destino específico de las subvenciones estatales, entregadas en concepto de servicio público. Mientras, seguiremos sufriendo una televisión de baja calidad, carísima y encima entregada a ensalzar sistemáticamente el pensamiento oficial.
Demasiada gente sigue creyendo que TVE (no RNE) se financia con publicidad. Cuando sepan que el invento lo pagamos todos, será tarde.
Alfred Rexach, lavanguardia, 16/07/2005