"¿Hablamos americano?", La Vanguardia

La Vanguardia Opinión, 18-XI-2004.

La fuerza de la lengua española, ahora que se celebra en Rosario (Argentina) su III congreso, es incontestable. Por el número de hablantes, superior a 350 millones de personas, es la tercera en el mundo, sólo superada por el inglés y el chino, y esa prevalencia reside en su unidad. El nivel culto del idioma español goza de notable uniformidad en la ortografía y en la norma linguística y las diferencias se manifiestan sobre todo en su nivel estándar y en su variada entonación.

Estas diferencias, a pesar de algunas dificultades de comprensión entre las diversas lenguas y que cada día son menores gracias a la globalización, hacen posible que todos los hablantes de la lengua española se entiendan. Esta unidad de la lengua es básica para la mejor expansión y conocimiento en aquellas áreas y países en que el idioma español no es oficial, sino una segunda o una tercera lengua.

El español es en la actualidad el idioma oficial en 21 países del mundo, 19 de los cuales se hallan en el continente americano, sin contar los casi 40 millones de estadounidenses que hablan esta lengua. Por tanto, de los 350 millones de hispanohablantes, casi el 90 por ciento viven en América. Y, sin embargo, lógicamente, a nadie se le ocurre decir que hablan americano cuando hablan español. Sería absurdo.

Nadie duda, ni siquiera para la nomenclatura de la lengua, que se trata del idioma español, sin entrar aquí en el dilema de si es español o castellano. Por tanto, el congreso de Rosario, como los dos anteriores en Zacatecas (México) yValladolid, ponen el acento en potenciar la unidad del español, porque es contribuir no sólo a su permanencia, sino a su fortalecimiento en el mundo. Claro como un vaso de agua.

Sin embargo, en la reciente polémica sobre el catalán se han expresado opiniones que ignoran, si no desprecian, tanto la lengua catalana como su unidad, un asunto que no admite dudas desde el punto de vista científico ni legal. Una actitud tan peligrosa como si se llamara americano al español, por una cuestión política o por una simple evidencia demográfica. Y es que dividir la lengua es debilitarla.

El catalán es una lengua minoritaria, en situación de debilidad, que debe ser preservada y no marginada como hace el poder judicial, cuando rechaza por dudosa constitucionalidad la obligatoriedad de los jueces de conocer la lengua catalana para impartir justicia donde se habla esta lengua.