"Novedad de la vieja Europa", Jorge Semprún


En un primer momento, Francia y Alemania tuvieron razón, en el Consejo de Seguridad, al oponerse a las afirmaciones norteamericanas sobre las armas de destrucción masiva iraquíes, al mantener la orientación de una intervención reforzada de los inspectores de las Naciones Unidas en aquel país. ...

Ahora bien, desde esa postura correcta, ni Francia ni Alemania han sido luego capaces –pero la responsabilidad principal, abrumadora, de esa incapacidad recae en Francia– de elaborar y ocupar una posición estratégica que hubiera permitido a la vieja Europa distanciarse militarmente de EE.UU., manteniendo, sin embargo, una presencia política en la coalición y en las instancias internacionales, con vistas a los previsibles, inevitables, problemas de EE.UU. en Iraq después de su, también inevitable y previsible, rápida victoria militar.

Hay que destacar, entre los factores más negativos de la estrategia franco-alemana frente al fundamentalismo de Bush, la alianza circunstancial que se estableció con la Rusia de Putin. Este régimen político, hoy por hoy, y por muy optimista que uno sea sobre el porvenir a largo plazo, no es digno de una alianza operativa con la vieja Europa, ...

Además, dicha alianza, aunque fuera efímera y oportunista, tenía forzosamente que levantar sospecha y fomentar recelo en los países del centro y del este de Europa que se preparaban a integrarse en la Unión. Para Polonia, Rumania, Hungría, la República Checa, los países bálticos, es evidente que Rusia todavía provoca temor, no sólo por el pasado terrorífico del imperio estaliniano, segunda, y en algunos aspectos, primera potencia nuclear del mundo, sino también por lo de su porvenir.

En la guerra de Iraq vieron, sobre todo, esquivando todo tipo de consideraciones más ajustadas, una operación antitotalitaria.

Países que han pasado decenios bajo los dos totalitarismos que dominaron la Europa del siglo XX, el nazismo y el estalinismo, no pueden ser tratados como lo hizo el presidente francés Jacques Chirac, en uno de esos desplantes a los que nos tiene desafortunadamente acostumbrados. No se les puede tratar de “mal educados”. Ha sido la historia la que ha sido terriblemente “mal educada” con dichos países.

Por todo ello ... me parece absolutamente necesario que Alemania, corazón de la vieja y motor de la nueva Europa, asuma con mayor fuerza y claridad sus responsabilidades internacionales.

Porque Alemania es el país europeo que más a fondo ha hecho su examen de conciencia, su autocrítica colectiva, que más radicalmente se ha puesto a sí mismo en entredicho. Porque es el único país de la actual Unión Europea que ha conocido en su territorio los estragos de ambos totalitarismos. Porque es el único país europeo con una experiencia, riquísima, de transición a la democracia: transición desde el nazismo y desde el comunismo. Porque es, finalmente, el país europeo que goza de la estructura política federal más desarrollada, modelo, en cierto modo, para la Europa de mañana.

Todo lo cual coloca a Alemania ante una responsabilidad crucial, a la hora de desarrollar la vieja Europa hacia la novedad de una democracia.

lavanguardia-Culturas, 27-VIII-