Micronèsia, sota la mirada estatounidenca
Micronesia, bajo la mirada estadounidense.
LV, 17-VIII.
Los Estados Federados de Micronesia (EFM) comprenden los cuatro grupos de islas de Yap, Chuuk, Pohnpei y Kosrae situados en el conjunto de las islas Carolinas en el océano Pacífico (Micronesia incluye los conjuntos de las islas Carolinas, Marianas, Marshalls y Kiribati). El conjunto de los cuatro grupos de islas incluye una población estimada de unos 110.000 habitantes pertenecientes a nueve grupos étnicos distintos. Durante la Segunda Guerra Mundial (1944) este grupo de islas, junto con Palau, las Marianas y las Marshalls, estuvo bajo administración estadounidense de carácter centralizado –legitimada por un acuerdo de la ONU en 1947 (Trusteeship Agreement). EE.UU. pasó a ser la potencia hegemónica en esta parte del Pacífico sustituyendo al anterior predominio japonés. Las islas tenían unos índices de pobreza muy elevados, estaban muy poco atendidas por parte de la administración norteamericana hasta el gobierno Kennedy, que dobló en 1963 los recursos destinados a las islas, especialmente en los ámbitos de las infraestructuras, transportes, sanidad y educación, aunque sin promover una economía autosuficiente.
Los iniciales planes de convertir los territorios de Micronesia en un nuevo estado de la Unión fueron abandonados por las dificultades que suponía compaginar esta política con la presión ejercida sobre la URSS para que abandonara las islas que había ocupado en el norte de Japón. Por otra parte, surgieron posiciones distintas dentro de las islas de Micronesia, como la voluntad expresada por los chamorros en las Marianas del norte de reforzar los vínculos con EE.UU., o la mantenida por las islas Marshalls y Palau de no seguir vinculadas a los otros archipiélagos de menores recursos (reivindicación aceptada por la administración Carter). Tras la celebración de un referéndum en toda la zona sobre una propuesta constitucional en 1978, ésta fue rechazada en Palau y las Marshalls, y ratificada en los cuatro grupos de islas restantes (Yap, Chuuk, Pohnpei y Kosrae) que formaron la federación de los EFM en 1986, año de la independencia (se mantiene un acuerdo de libre asociación con EE.UU.).
En contraste con la práctica habitual en otras federaciones, el Parlamento de los EFM es unicameral. El Congreso elige al presidente y al vicepresidente del país para un periodo de cuatro años (no se aprobó una propuesta de elección directa por sufragio). El presidente es a la vez jefe del Estado y presidente de Gobierno. El Congreso está compuesto por catorce miembros, cuatro elegidos por cada uno de los estados para un periodo de cuatro años y 10 elegidos por sufragio para un periodo de dos años. Una propuesta para la elección directa del presidente fue rechazada. Si bien la Constitución establece una lista exhaustiva de los poderes del Gobierno central que incluye la moneda y las finanzas, en la práctica existe una conexión directa con el sistema monetario, financiero y de defensa de EE.UU. Los poderes residuales pertenecen a los estados, aunque la Constitución establece la existencia de materias cuyo carácter las hace incontrovertiblemente parte del poder central. Las competencias compartidas incluyen educación, sanidad, crédito, seguridad y política social. Un Tribunal Supremo nombrado por el presidente y aprobado por el Congreso por una mayoría de dos tercios resuelve los casos de constitucionalidad y los conflictos institucionales y división de poderes. La fiscalidad asegura que al menos la mitad de los impuestos recogidos en un estado revertirán en él. La reforma constitucional puede ser iniciada por el Congreso, la iniciativa popular o por una convención constituyente, incluyéndose una prescripción de consulta a los electores cada diez años sobre la conveniencia o no de revisar la Constitución. Si la respuesta es afirmativa se debe proceder a la organización de una convención a tal fin. Una muestra del carácter cultural específico de la Constitución de los EFM es la protección de los “derechos y líderes tradicionales”. Estos últimos son reconocidos por la Constitución, no pudiendo ser denegada su función en cada nivel de gobierno y en los cuatro estados de la federación. La Constitución prevé incluso la posibilidad de establecer una eventual “Cámara de Jefes” formada por líderes tradicionales y por representantes electos en caso de ausencia de los primeros, así como la reserva de un escaño en el Congreso para líderes tradicionales de cada estado. Las tendencias centrífugas entre los grupos de islas están presentes en la vida política de los EFM, los cuales han mostrado en los últimos años un creciente desapego al Gobierno central, a la intromisión de los ciudadanos de los otros estados en la vida económica local, a la carestía y reparto de los fondos federales, así como en relación con el tratado de libre asociación con EE.UU. El territorio no es objeto actualmente de ninguna disputa internacional.