īSi no llegeixen motu propio, que els bombinī, vv.aa.

"Yo no pondría -¡nunca en la vida!- libros de narrativa de lectura obligatoria. Si no los leen motu proprio, peor para ellos. Que les den. Leer libros es apasionante si te apasiona hacerlo. Si no, es una imposición sin ningún sentido. Además, todo eso de leer libros está sobrevalorado. ¿También los obligarán a ver obligatoriamente un canon de películas y series de televisión sublimes? ¡Vamos, anda!" 15-XII-11, Quim Monzó, lavanguardia

"Jamás obligaría a nadie a leer libro alguno, sea niño, adolescente o adulto, pues lo único que conseguiría sería el efecto contrario: que esa persona acabe aborreciendo la lectura. Si alguien quiere que sus hijos lean debe empezar por leer en casa. Los niños y adolescentes imitan comportamientos: si usted lee, sus hijos leerán. Si usted se pasa el día viendo la tele, no obligue a sus hijos a leer libros, no tiene el menor sentido. Y si usted quiere que sus hijos lean un título en particular, existe un recurso muy efectivo para conseguirlo: prohíbales la lectura de ese libro, y luego deje el libro olvidado en una estantería. Así leí yo, con doce años, Sidharta,el Kama Sutra y Viento del Este, Viento del Oeste, porque mi padre no quería que yo los leyera." 15-XII-11, Quim Monzó, lavanguardia

"El rígido encasillamiento de las lecturas obligatorias en la asignatura de literatura hace que los estudiantes no conozcan obras que les resultarían enormemente provechosas, por pertenecer a otros ámbitos del conocimiento. Por ejemplo, las Reglas y consejos sobre investigación científica, de Santiago Ramón y Cajal, premio Nobel de Medicina, debería ser de obligada lectura, porque no existe chaval capaz de acercarse por su propio pie a algo con semejante título. Pero la obra, leída a su justo tiempo, antes de los 20 años, puede cambiar completamente una vida, especialmente la de aquellos alumnos que se sientan poco dotados para el estudio o la disciplina.

Los clásicos, el canon... imprescindibles, sí, pero ¿por qué no hay novelas gráficas (lo que antes llamábamos cómics) en esas listas oficiales? ¿No resultaría leer Maus para conocer el holocausto? ¿O Berlín de Jason Lutes para estudiar las causas de la segunda guerra mundial? ¿O Logicomix para entender la gesta de Bertrand Russell en pos de una nueva lógica?

Mihura, Bécquer, Guimerà, Calders, Kafka... son apropiados para teenagers pero otros como Laforet, Maragall o la misma Rodoreda, mal seleccionados y a destiempo, pueden ser el bromuro perfecto para inhibirnos de la lectura. Saramago es odioso para algunos portugueses porque les han embuchado alguna de sus novelas más complejas a los 16 años. No hay que olvidar para qué hacemos leer a nuestros jóvenes: no para que sean expertos en literatura, sino para que adquieran unos hábitos que luego - cuando surja-les permitan disfrutar con las obras maestras del canon."

15-XII-11, Xavi Ayén, lavanguardia