Durante la década de los noventa, el boom tecnológico en EE. UU. atrajo a talento del mundo entero, y en particular de algunos países emergentes como India. Estos nuevos argonautas tecnológicos poblaron Silicon Valley de ingenieros y emprendedores, subiéndose ellos mismo a la odisea de crear start-ups y arriesgar capital. Se estima que cuatro de cada diez startups californianas han sido lanzadas por estos argonautas indios. Y que un tercio de los ingenieros de Silicon Valley son indios. Otros muchos empezaron a poblar las multinacionales tecnológicas norteamericanas alcanzando hoy en día puestos clave en estas empresas o las de otros sectores, incluso como presidentes o consejeros delegados.
La odisea de estos argonautas fue masiva. A mediados de los años ochenta, el 60% de los ingenieros del Indian Institute of Technology emigraron fuera del país, muchos de ellos destino California. En 1990, según las estimaciones de la académica de Berkeley AnnaLee Saxenian, un tercio de los ingenieros y científicos de la Bay Area californiana eran extranjeros. De los 28.000 ingenieros registrados entonces una cuarta parte procedía de India. Diez años más, cuando el boom tecnológico alcanzó el pico antes del estallido de la burbuja dot. com, un total de 774 de las 11.443 empresas tecnológicas creadas desde 1980 tenían un consejero delegado indio. Entre 1995 y el 2005, el 15% de las start-up de Silicon Valley fueron creadas por indios.
En el 2010 todavía viven en California 475.000 indios, la mitad de ellos concentrados en la zona de San Francisco (todavía), la meca tecnológica de las start-ups y del capital desarrollo. El perfil de esta comunidad es único: tienen unos ingresos promedios de 110.000 dólares y un 70% está en puestos directivos y sectores de alto valor añadido. Algunos de ellos fundaron iconos de Silicon Valley como Sun Microsystems (Vinod Khosla) o Hotmail (Sabeer Bhatia). Se estima que cerca de 10% del los consejeros delegados de las empresas tecnológicas estadounidenses son indios. Empresas como Qualcomm o Lucent Technology Labs están dirigidas por indios, al igual que en otros sectores (Citi y Pepsico por ejemplo). Otros han sido los padres de innovaciones tecnologías decisivas como el ethernet (Kanwal Rehki), la fibra óptica (Narinder Kapany) o el chip Pentium (Vinod Dham). Muchos de los que tuvieron éxito se convirtieron a su vez en inversores financieros, apoyando la creación de otras start-ups.
Los vientos, sin embargo, están cambiando. El estallido de la burbuja tecnológica a principios de la década pasada y la crisis global de finales de la misma, mermaron las perspectivas californianas. Al mismo tiempo, India iniciaba su ascenso económico con tasas de crecimiento promedio de más del 8% del PIB, que propician nuevas oportunidades para los emprendedores. India sigue enviando a EE. UU. más estudiantes que ningún otro país, incluido China, muchos de ellos en ciencias, ingeniería y gestión empresarial. Pero ahora muchos de estos ya buscan oportunidades directamente en su país de origen.
El entorno se ha hecho más receptivo. No sólo las multinacionales tecnológicas estadounidenses como Google, Oracle o Cisco han multiplicando los centros de innovación y desarrollo en el país, convirtiéndose en otras oportunidades para los indios californianos, sino que además han surgido gigantes tecnológicos indios. Y este es otro de los grandes cambios que se está dando: no sólo las multinacionales indias empiezan a poblar las primeras ligas mundiales empresariales en los sectores de la atención telefónica o la gestión externa sino que también asoman en las telecomunicaciones, las industrias del software e internet. India ya tiene una industria de servicios de tecnologías de la información que mueve 75.000 millones de dólares anuales. Las multinacionales occidentales de los sectores de la aeronáutica, de las telecomunicaciones, de los semiconductores o equipos médicos punteros desplegaron sus centros de mayor intensidad tecnológica en el país. Compañías indias como el operador de telecomunicaciones Bharti Airtel o las tecnológicas Infosys, TCs o Wipro, ya se han convertido en multinacionales y juegan en primera liga, desplegándose por el mundo entero. El papel de los argonautas ha sido clave: ya en el 2000, 10 de las 20 principales empresas indias de software habían sido impulsadas por indios regresados de California; en el 2010, 19 de las 20 principales tienen argonautas dirigiéndolas.
Las empresas de capital riesgo californianas también se asentaron en India, muchas de ellas como DG Ventures o la emblemática Sequoia Capital, de la mano de retornados indios. Hoy en día, más de un tercio de los participantes en el Start. Up Day celebrado en Nueva Delhi son antiguos argonautas que volvieron al país, indios asentados en California que ahora emprendieron el viaje de regreso. Los vuelos directos entre San Francisco y Bangalore están repletos ahora en ambos sentidos. El caso del empresario Bala Manian, que ha creado nada menos que seis start-ups en California, es un ejemplo: su última tiene doble base, en San Francisco y Bangalore, está repleta de indios regresados al país, y Manian viaja todos las seis semanas de uno lado para otro.
La densidad de estas conexiones y redes facilitan emergencia de cada vez más start-ups indias como el caso de la primera empresa internet india de consumo que salió a bolsa (Nauri. com, fundada por el fondo de capital riesgo californiano Kleiner Perkins), la versión india de Expedia (Make My Trip. com, financiada por otro fondo californiano Sierra Ventures) o Café Coffee Day, el competidor indio de Starbucks (financiada por Sequoia Capital). El magnate indio Kanwall Renkhi, que ha hecho fortuna en las nuevas tecnologías y sigue teniendo su base en EE. UU., se ha convertido en un inversor financiero importante en su país de origen, creando también una red importante, The Hindus Entrepreneurs, para fomentar empresas y ayudar a empresarios tecnológicos en India. Vinod Gupta de InfoUSA fundó, por su parte, Vinod Gupta School of Management en India y una politécnica para las mujeres en Rampur de dónde procede.
El reequilibrio del mundo que estamos viviendo a favor de los mercados emergentes no es sólo económico y financiero, también es y será cada vez más tecnológico. No sólo la geografía de la riqueza de las naciones se está reconfigurando sino que también se está alterando la de la innovación. Quizás el próximo Google ya no proceda de Silicon Valley sino que surja de Ahmedabad, Madrás o Bangalore.
13-XI-11, J. Santiso, lavanguardia