indigne concert de Ramazzotti a lŽUzbekistan

Procurar divertimento y  espectáculo a un dictador no es elegante, non fa bella figura,como dicen los italianos. De ahí los duros reproches éticos lanzados contra Eros Ramazzotti por cantar ayer en Tashkent, capital de la república ex soviética de Uzbekistán, en la clausura de un festival de música organizado por la todopoderosa y riquísima Gulnara Karimova, hija del presidente Islam Karimov, a quien la organización Human Rights Watch sitúa entre los líderes más represivos del planeta.

Fue el diario Corriere della Sera el que desveló la noticia y la convirtió en un problema moral para uno de los artistas italianos más internacionales.

Las radios se hicieron eco del tema en sus tertulias y revistas de prensa. El rotativo recordó que, según Amnistía Internacional, en Uzbekistán están a la orden del día las detenciones arbitrarias y los asesinatos políticos.

El mánager de Ramazzotti, Fabrizio Giannini, defendió la presencia del cantante porque se trata de un concierto de pago. "No sé ni dónde está Uzbekistán", reconoció Giannini. El administrador de la agencia Trident, que selecciona las actuaciones de Ramazzotti, justificó el concierto porque Uzbekistán es un país miembro de las Naciones Unidas, con el que Italia mantiene relaciones diplomáticas y adonde han acudido a hacer negocios numerosas compañías italianas. Con todo, parece que otros artistas de relieve, entre ellos Andrea Bocelli, se negaron a ir a Tashkent, pese a que la suma de dinero en juego era muy elevada.

Hace unas semanas ya hubo controversia porque Kevin Kostner, Eva Mendes, Hillary Swank y otras celebridades de Hollywood animaron una fiesta sorpresa de cumpleaños para el líder checheno, Ramzán Kadirov.

Ramazzotti quizás debería reflexionar sobre la experiencia de su propio primer ministro, Silvio Berlusconi, ridiculizado con saña, tras la muerte de Gadafi, por haberle reído tantas gracias al dictador libio y por ser un anfitrión complaciente hasta la humillación.

29-X-11, E. Val, lavanguardia