El informe Tierra y poder calcula que en los últimos diez años se han vendido o arrendado en África, Asia y Latinoamérica unos 227 millones de hectáreas, que equivalen a la superficie de Europa Occidental.
Uganda. Más de 22.500 personas han abandonado sus tierras por la irrupción de la maderera británica New Forest Company. Los vecinos relatan que sus plantaciones de banana y yuca han sido destruidas, según Intermón-Oxfam Sudán del Sur. Nile Trading Development, de Delaware, ha arrendado por un periodo de 49 años 600.000 hectáreas de tierras comunitarias en Lainya, donde la población depende de la agricultura de subsistencia (maíz, batata, yuca, sésamo y hortalizas).
Indonesia. En este país, que junto con Malasia produce el 85% del aceite de palma mundial, la rápida expansión de este cultivo ha provocado cientos de conflictos con las comunidades locales.
...en África"son los gobiernos los que firman los acuerdos desatendiendo los derechos de la población porque no hay títulos de propiedad de la tierra pues tradicionalmente la gestión ha sido comunal".
La crisis en el Cuerno de Áfricaes sólo una parte, la más trágica y sangrienta, de la situación que tiene que afrontar el continente. Pero, tal como ha advertido Intermón-Oxfam esta semana en su informe Tierra y poder,la especulación con terrenos agrícolas en África,también en Asia y Latinoamérica, está dejando a miles de personas sin su medio para obtener alimentos. Grupos de inversión, grandes corporaciones o gobiernos han acelerado la compra o arrendamiento de tierras para producir biocombustibles, otros productos agrarios o, simplemente, para especular. El incremento del precio de los alimentos del 2008 fue el resorte que activó la demanda de tierras, un bien muy preciado cuando el planeta ya ha alcanzado los 7.000 millones de habitantes y hay que asegurarse los recursos cara al futuro.
Intermón-Oxfam subraya que desde el 2001 se han puesto a la venta, se han arrendado o se han concedido licencias a inversores internacionales para explotar hasta 227 millones de hectáreas. Esta oenegé ha podido verificar más de 1.100 acuerdos que representan un total de 67 millones de hectáreas, la mitad en África."Lo más preocupante es que se les quita su medio de vida a millones de personas, sin su libre consentimiento, sin respetar sus derechos... Son tierras que son desviadas de la producción de alimentos y que pasan a ser explotadas por grupos extranjeros", apunta Lourdes Benavides, de Intermón-Oxfam. Esta oenegé sostiene que "el sistema alimentario global está roto, una de sus formas más visibles es el alza y la volatilidad de los precios".
Una parte importante de estas tierras ha acabado destinándose a cultivos para producir biocombustibles, otra a la especulación, según un reciente estudio del Banco Mundial. "Mientras alguno inversores podrían alegar cierta experiencia en producción agrícola, muchos pueden estar comprando tierras únicamente con fines especulativos, anticipándose a un aumento de los precios en los próximos años". El Banco Mundial concluye que en el 80% de los 56 millones de hectáreas afectadas por acuerdos a gran escala que ha analizado no se ha hecho nada, "lo que sugiere que una cantidad considerable de la tierra está siendo bancarizada",pronostica la oenegé.
En ente sentido, otra oenegé, Grain, pionera en la denuncia de esta práctica bautizada como land grab (acaparamiento de la tierra), remarca que entre los principales inversores están grupos de pensiones. Este sector maneja, según sus datos, 23 billones de dólares en activos, de los cuales entre 5.000 y 15.000 millones se destinan a la adquisición de tierras de cultivo al ser un activo que "ofrece retornos anuales de entre el 10% y el 20%".
Tierras que "se sacan de la circulación" y la expansión de la explotación de productos no alimenticios (madera, biocombustibles...) en zonas donde siempre se habían cultivado alimentos provoca que los terrenos disponibles para la agricultura se reduzcan. "Es inmoral porque hablamos de países donde el gobierno llega a acuerdos con corporaciones para reconstruir su territorio, como el recién creado Sudán del Sur, que sale de una situación de conflicto", añade Benavides.
El informe de Intermón-Oxfam alerta de que entre el 2007 yel 2010 empresas extranjeras, gobiernos y particulares han intentado comprar o han comprado al menos 2,64 millones de hectáreas en Sudán del Sur para desarrollar proyectos agrícolas, de producción de biocombustibles y forestales. "Para un nuevo país, que aún se está recuperando de años de conflicto, esta oleada de adquisiciones puede socavar los medios de vida de las personas afectadas". Benavides remarca que en África"son los gobiernos los que firman los acuerdos desatendiendo los derechos de la población porque no hay títulos de propiedad de la tierra pues tradicionalmente la gestión ha sido comunal".
25-IX-11, R.M. Bosch, lavanguardia