Birmania se encamina con tímidos pasos hacia una era de reformas. La líder opositora y premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi aseguró ayer que existen signos positivos de cambio en el férreo sistema político establecido por los militares hace medio siglo. Reconoce, no obstante, que el camino hacia la democracia será largo y duro.
Figura legendaria de la oposición a la dictadura militar en Birmania, Aung San Suu Kyi considera sinceros los gestos que realiza el presidente Thein Sein para romper con la política de represión del régimen de los generales. "Ha habido cambios, pero no creo que todos seamos completamente libres. Aún hay un largo camino por recorrer", dijo la líder de la histórica Liga Nacional por la Democracia (LND) en una entrevista a la agencia Afp.
Consciente del poder del ejército en este país del Sudeste Asiático, Suu Kyi precisó que "siempre he sido una optimista prudente y sigo siéndolo. Creo sinceramente que el presidente quiere provocar cambios positivos, pero hasta dónde podrá llegar está por ver".
Esta luchadora por los derechos humanos, que ha pasado quince de los últimos veintidós años sin libertad, se refería a los pasos que ha dado Sein, un ex general que colgó el uniforme para presentarse a las elecciones de noviembre del 2010 y dirigir el primer gobierno civil de los últimos cincuenta años en Birmania.
A mediados de agosto, Thein Sein autorizó a San Suu Kyi a efectuar su primer viaje fuera de Rangún. Le permitió desplazarse a la ciudad de Bago, lo que provocó que centenares de partidarios de esta mujer de 66 años se movilizaran para saludarla.
Una semana más tarde, Sein recibió a Suu Kyi en la capital, Naypydaw, en un acto que sorprendió a propios y extraños. La foto del mandatario junto a la histórica opositora y bajo el retrato del general Aung San, padre de Suu Kyi y héroe de la independencia del país, dio la vuelta al mundo.
Nada se filtró de la reunión, pero quedó claro que algo se movía en el hermético país asiático. "Tenemos muchas cosas en común sobre lo que queremos que ocurra en nuestro país", indicó ella. Descartó que la democracia vaya a llegar a través de una insurrección, como en los países árabes, y matizó que "el tipo de cambio que queremos tardará en llegar. Preferiría que lo alcanzáramos de forma pacífica, negociando".
Después, Thein Sein ha seguido haciendo gestos. Ha pedido a los disidentes exiliados que regresen. Ha ofrecido negociar la paz a las guerrillas de las minoría étnicas que luchan contra el Gobierno. Y no elude hablar de corrupción y de pobreza. Todo un cambio de estilo respecto a su antecesor, el generalísimo Than Shwe, que gobernó el país con mano de hierro desde 1992.
La última señal positiva se produjo el viernes, cuando el Gobierno birmano desbloqueó el acceso a algunas páginas web prohibidas como la BBC, YouTube y Voice of America, así como las de los medios de la oposición en el exilio Democratic Voice of Burma, con sede en Oslo, y Radio Free Asia, fundada en Washington con ayuda de EE. UU..
La contrapartida es que la justicia birmana condenó la semana pasada a un periodista a dieciocho años de cárcel por filmar y enviar al exterior imágenes de un atentado ocurrido en Rangún en abril del 2010.
19-IX-11, I. Ambrós, lavanguardia