Un suspiro como respuesta más concreta. Francis Kadima ha defendido en los tribunales a más de sesenta piratas somalíes. Cuando recibió a este diario hace unas semanas en su despacho de Mombasa, Kenia, avanzó lo que veía venir con los hombros encogidos. "La piratería es un negocio internacional, e irá a más. No importa que haya seguridad armada en los barcos. Tener un arma más grande que el otro es cuestión de dinero, y de eso hay y mucho. Luego necesitas gente desesperada que quiera arriesgarse; de esos, hay de sobra", dijo. El tiempo ha dado un significado certero a ese suspiro. El 2010 fue el peor año en los mares del mundo. Según el último informe de la Oficina Marítima Internacional (IMB en inglés), los piratas secuestraron 53 barcos con un total de 1.181 personas a bordo. Ocho de ellas fueron asesinadas. Son las peores cifras desde que, en 1991, IMB empezó a registrar incidentes en el mar. Su director, el capitán Pottengal Mukundan, calificó la situación de "alarmante".
Las cifras dicen que sí. En el 2006, los piratas secuestraron a 181 personas en todo el mundo. Cuatro años después, sólo los piratas somalíes han retenido a más de mil marineros. Aún hay 31 barcos con más de 700 rehenes a la espera del pago de un rescate. A pesar de que el capitán Mukundan alaba el trabajo de las fuerzas navales internacionales que patrullan el golfo de Adén desde el 2009 y la seguridad privada de los barcos, que han reducido los ataques en las aguas cercanas a Somalia, concede que la lucha está lejos de ganarse. A finales de año se produjeron ataques de piratas somalíes en aguas de Mozambique e incluso India. Como buscar una gota en una piscina sin bordes.
Y peor, porque las tácticas evolucionan. "Acosan a pesqueros o cargueros para usarlos como barco nodriza para futuros ataques. Capturan a la tripulación y la obligan a pescar cerca de otros barcos para poder atacarlos sin que lo esperen", explican desde IMB.
A Andrew Mwangura no le sorprende. Es el director del Programa de Asistencia de Marineros de Áfricadel Este y ha hecho de mediador en decenas de secuestros piratas. Su análisis ahorra artificios: "¿Por qué deberían descender los ataques? No sólo los piratas cogen su parte - se calcula que un 30% del pago-,hay hombres de negocios en el Reino Unido, Canadá o Dubái que se lucran. También compañías de seguridad, de seguros, de transferencia de dinero. Muchos actores en el negocio".
Según un informe de la fundación One Earth Future (OEF), el año pasado se pagaron 238 millones de dólares en rescates. Y cada vez se paga más. En el 2006 la media era de 150.000 dólares por rescate, ahora es de 5,4 millones. Los ataques piratas se han multiplicado por dos pese a la seguridad privada. Según OEF, la piratería provoca en la comunidad internacional pérdidas de entre siete y doce mil millones de dólares entre el coste de rescates, seguridad e impacto en el comercio.
Desde Ecoterra, organización africana de vigilancia de la pesca y la piratería en el Índico, lamentan que apenas haya ayudas para reconstruir Somalia, hundida tras la caída del dictador Siad Barré en 1991, y denuncian hipocresía: "El público y los medios no se compadecen de los marineros secuestrados, excepto si son de países occidentales, algo raro porque la industria emplea a trabajadores baratos en buques bajo banderas de su conveniencia".
23-I-11, X. Aldekoa, lavanguardia