En apenas media hora y a la segunda vuelta, el pleno del Tribunal Constitucional (TC) eligió al magistrado Pascual Sala, de 75 años, presidente del más alto órgano institucional de la justicia en España. Sólo un cuarto de hora precisaron también los reunidos para elegir al abogado catalán Eugeni Gay como vicepresidente. Después de cuatro años de tiras y aflojas entre los dos sectores, el más cercano a las tesis gubernamentales y el conservador, el TC alcanza un acuerdo rápido para resolver el contencioso, un acuerdo al que se llega después de la sentencia sobre el Estatut que el plenario del Constitucional, presidido por María Emilia Casas, hizo pública el pasado verano, después de años de maniobras obstruccionistas para conducir la sentencia que recortaba la Carta Magna catalana. Una concatenación de estos hechos sugiere que el objetivo era precisamente el de recortar el Estatut antes de la renovación del TC en el Senado.
Pascual Sala, que deberá presidir las deliberaciones sobre, entre otros, los recursos del PP a la ley del aborto y al matrimonio homosexual, llega en un momento en que la credibilidad del TC se halla en sus mínimos debido a la labor de los partidos y, en especial, del PP para convertir el Alto Tribunal en una tercera cámara, que es en definitiva el papel que ha ejercido en el recurso contra el Estatut, al enmendar una ley orgánica que había sido aprobada por los parlamentos catalán y español y que había sido refrendada por el pueblo catalán. Un proceso que se vio alterado por el cruce de recusaciones entre ambos bandos, iniciado por el PP con el objetivo de anular la desventaja del sector conservador. Además, Sala deberá esperar que los grupos en el Congreso se pongan de acuerdo para renovar los tres magistrados que han superado con creces su mandato, entre ellos Gay, y decidir si el presidente debe ser elegido de nuevo, cuestión que ya es motivo de tensiones entre los dos sectores. Sala, un magistrado que procede de la judicatura, formó parte del grupo clandestino Justicia Democrática, nacido en los estertores del franquismo. El nuevo presidente, que ya presidió el Tribunal Supremo y el Consejo General del Poder Judicial, ha sido elegido por una mayoría de 7 a 4 magistrados.
Rehacer el enorme prestigio que acumuló el Tribunal Constitucional desde su creación, puesto en cuestión en los últimos años con sentencias claramente alejadas del espíritu constitucional, deberá ser el objetivo principal de Pascual Sala, una labor que exigirá la voluntad de los dos partidos mayoritarios y que hoy por hoy parece todavía lejos de alcanzarse.
21-I-11, lavanguardia