el supermercat del Deute Públic

Claves para entender cómo se financian los Estados y dónde se compran y venden los bonos

El mercado de la deuda se rige con unas normas  similares a los de cualquier otro mercado, con unos vendedores y compradores que intercambian un bien o servicio a través de unos canales concretos y a un precio determinado. Este supermercado financiero tiene sus características propias.

EL ORIGEN.
El mercado de la deuda existe porque los estados, las administraciones públicas, la banca y las empresas buscan recursos para financiar sus inversiones o cubrir sus déficits. Al no contar con los fondos necesarios emiten títulos de deuda con un cupón fijo o variable con el que remuneran a los inversores y un plazo de amortización o vencimiento que va, normalmente, desde unos pocos meses hasta los 30 años.

MERCADO PRIMARIO.
Es donde el emisor capta los recursos deseados a través de una colocación o subasta. Sólo en la zona euro, este año se emitirá deuda por valor de casi dos billones de euros, más o menos el doble que el PIB de España. Esto no incluye los títulos de deuda que se comercializan fuera del mercado regulado como, por ejemplo, los bonos de Nueva Rumasa. Pero en el resto de los casos, los emisores acuden a un mercado organizado, se apoyan en bancos colocadores - o entidades colaboradoras, en el caso del Tesoro público-,que buscan a los inversores en la propia Europa, Estados Unidos y Asia, fundamentalmente, y reciben sus órdenes de compra. En cada subasta se produce un ajuste entre el precio que desean pagar los inversores y el que ofrecen los emisores de la deuda. Ese precio equivale a una rentabilidad (TIR, en el argot).

INVERSORES.
El mercado primario está reservado, casi en exclusiva, a los llamados inversores institucionales. Son estados, bancos, fondos de inversión y de pensiones y compañías de seguros. Quedan excluidos los particulares, salvo en casos muy excepcionales. Por ejemplo, en la reciente colocación de bonos de la Generalitat o en algunos títulos de deuda bancaria - como las participaciones preferentes-,que las entidades ofrecen y venden entre sus clientes.

AGENCIAS DE RATING.
Las agencias de calificación de riesgos o de rating sirven para que los inversores tengan una idea de la solvencia de un emisor o de la calidad crediticia de una emisión determinada. Tanto en un caso como en el otro, estas firmas ponen una nota determinada dentro de una escala con entre 17 y 22 notas. Cuanto más alto, la teoría dice que más fiable resulta el emisor, y viceversa. Las tres principales agencias (Moody´s, Standard & Poor´s y Fitch) califican a los emisores de los que cobran en dos grandes bloques: grado inversor y especulativo. Las agencias no recomiendan nada, sólo señalan cuál es la nota que acompaña a un determinado perfil del riesgo de una posible inversión.

EL TIPO DE INTERÉS.
En las emisiones de deuda, a mayor riesgo asociado a un emisor, el tipo de interés aumenta. Los bonos high yield o de alto rendimiento son los que ofrecen tipos estratosféricos, muy por encima de los tipos de interés oficial del dinero y de los depósitos bancarios. Normalmente, el vencimiento de estos bonos es a plazos cortos y la incertidumbre, elevada. En las emisiones de deuda de los emisores más sólidos, el tipo de interés está mucho más ajustado a la baja.

MERCADO SECUNDARIO.
Como ya se ha dicho, los bonos, las letras del Tesoro y las obligaciones del Estado - en definitiva, cualquier título de deuda-pagan un cupón durante su vida útil y reembolsan lo invertido en el momento del vencimiento. Esta inversión, como cualquier otra, tendrá una rentabilidad (TIR) determinada. Sin embargo, durante la vida de un bono, el precio (y su rentabilidad) puede variar significativamente al alza o a la baja, por lo que se puede ganar o perder dinero vendiendo ese bono antes de que expire. Esto se realiza en el mercado secundario, similar a la bolsa, en el que vendedores y compradores intercambian títulos de deuda ya en circulación. Se trata de un mercado inmenso. Sólo el Tesoro español tiene unos 540.000 millones de euros de deuda soberana en circulación; Francia, 1,6; Italia, 1,8; Alemania, 2,2. Este mercado es vital para el sistema ya que da liquidez a los inversores, que pueden necesitar el dinero para atender gastos o realizar inversiones o, simplemente, destinarlo a otra cosa y así tienen la oportunidad de vender sus títulos. Para los compradores también es interesante: pueden comprar títulos con descuento, por lo que le sacan más rendimiento. Los particulares pueden acceder a este mercado directamente o a través de los fondos de renta fija.

PRECIO Y RENDIMIENTO.
Como si fueran acciones de cualquier empresa cotizada, los títulos de deuda tienen un precio de cotización, que cambia continuamente en el mercado. El precio de los bonos varía inversamente a la evolución de la rentabilidad, de modo que los aumentos en el precio equivalen a caídas de la rentabilidad y viceversa. Es lo que pasa también con las acciones: si, pongamos por caso, la empresa X reparte 1 euro de dividendo y la acción vale 10 euros en bolsa, la rentabilidad por dividendo sube cuando la acción cae a 9 euros. Por una inversión inferior, se obtiene más.

EL RIESGO PAÍS.
La evolución del mercado secundario marca la rentabilidad - resultado de combinar el tipo de interés y su cotización-de toda la deuda en circulación. Esto vale tanto para los bonos a 10, 5 o 3 años o los de tres meses. Como ya se ha dicho, el rendimiento de los bonos refleja el riesgo: los emisores más fiables son más seguros y pueden pagar menos para financiarse. El bono alemán a diez años ofrece un rendimiento del 3% frente al 5,5% del español o cerca del 10% del griego. Es este rendimiento del mercado secundario el que los inversores tienen en cuenta cuando un emisor se aproxima a la ventanilla de venta para colocar una nueva emisión. Si el precio de los bonos de un país se ha desplomado (multiplicando su rendimiento) significa que la percepción de riesgo país se ha disparado. Esto obligará al Tesoro de este país a pagar mucho más por su nueva deuda.

QUIÉN MUEVE EL MERCADO.
En estos momentos de crisis de confianza, el mercado de bonos está siendo zarandeado por los grandes gestores de fondos. El alud de ventas por miedo a suspensiones de pagos o reestructuraciones de deuda de algunos emisores está tirando los precios de los bonos de ciertos países y disparando su rentabilidad. Esto provoca que, a su vez, deban pagar muchísimo más por sus emisiones y en la práctica hace que les sea casi imposible emitir. Por eso se producen los rescates.

9-I-11, L. Agustina, lavanguardia