El laudo dictado el pasado mes de agosto por la Corte de Arbitraje de París en el conflicto suscitado entre la compañía estatal argelina Sonatrach y Gas Natural Fenosa por los precios de los suministros de gas, establece que el grupo español deberá pagar cerca de 1.500 millones de euros al argelino en concepto de revisión de las tarifas de los años 2007 a 2009. Asimismo, reconoce a Sonatrach el derecho a subir precios en el futuro por una cuantía que podría alcanzar el 30%. Obviamente, como ha reconocido el ministro de Industria, Miguel Sebastián, por su repercusión sobre de la economía española y la competitividad de las empresas, el asunto trasciende del ámbito empresarial al político.
En este contexto, en el transcurso de una acto organizado por el Club Español de la Energía, Miguel Sebastián recordó "la necesidad de alcanzar acuerdos estables con los principales suministradores (de gas), como Argelia, para que puedan seguir siéndolo sin que ello vulnere la seguridad de suministro ni la competitividad de las empresas". Asimismo, urgió a "reflexionar sobre la política de diversificación geográfica del suministro de energía", es decir, sobre la dependencia que España tiene del gas argelino y que podría reducirse mediante una mayor utilización de las plantas de regasificación o con el incremento de las interconexiones con Europa a través de Francia.
Mucho me temo que el tema de las interconexiones impresionará poco al interlocutor argelino. A fin de cuentas, la posibilidad de aprobar la conexión Midcat a través de Catalunya fue recientemente desestimada por las comercializadoras francesas, pues sólo Gas Natural Fenosa concurrió a la solicitud de muestras de interés. Quizás nuestros vecinos estén más interesados en seguir cerrados a la liberalización del mercado gasista, que en aliviar la dependencia de España de Sonatrach, mejorando de paso la seguridad del suministro de la UE.
Por el contrario, una decidida apuesta de España por un mayor uso del gas natural licuado (GNL) podría resultar particularmente efectiva en el diálogo con Argelia. Fuentes del sector afirman que en la actualidad las importaciones de GNL desde Argelia por barco resultan un 30% más baratas que por gasoducto. Además, España dispone de numerosas plantas de regasificación funcionando a menos de la mitad de su capacidad y las perspectivas de precios a medio plazo para el GNL son buenas, fundamentalmente por la caída de la demanda en el mercado de los EE. UU. y la creciente explotación en este país de recursos de gas no convencional (shale gas).
Y si a esta medida se sumara la posibilidad de que España redujera la máxima dependencia permitida de un solo suministrador del 50% actual a un 30-40%, quizás Argelia se mostrase aún mucho más receptiva (por cierto, si mi información es correcta, esta decisión no debe pasar por un consejo de ministros).
14-X-10, Mariano Marzo, lavanguardia