desídia de l´ONU al Congo

Cuatro días de horror y diez de olvido. Al menos 180 mujeres fueron violadas por dos grupos rebeldes del 30 de julio al 2 de agosto en Luvungi, una pequeña población del este de la República Democrática de Congo.

El ataque multitudinario se produjo a 30 kilómetros de una base de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en RD Congo (Monusco), que se remonta a 1999. Las tropas no actuaron hasta diez días después de que hubieran finalizado los ataques. El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki Mun, calificó de "escándalo" lo ocurrido y dijo que sus tropas no intervinieron porque no se enteraron de la agresión hasta el 12 de agosto. Miel Hendrikson, directora regional de International Media Corps (IMC), oenegé que destapó el caso, desmintió ayer en declaraciones a La Vanguardia la versión de la ONU y denunció que pidieron ayuda el día 6 de agosto y hasta el día 13 del mismo mes no se desplazaron a la zona los hombres de la Monusco.

Hendrikson denunció ayer graves problemas de comunicación y falta de efectividad de los cascos azules en la zona. "Nosotros nos enteramos de que algo estaba ocurriendo el día 3, enviamos a un equipo de emergencia pero no pudo entrar al poblado hasta el día 6 porque aún había rebeldes. Fue entonces cuando vimos el alcance de lo ocurrido y avisamos, el mismo día, a la OCHA (Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios) de la ciudad de Walikale, a una hora de carretera del lugar del ataque. ¿Por qué no actuaron antes? No lo sé", señaló.

La descripción de los acontecimientos es cruel. El día 30 llegaron al poblado entre 200 y 400 hombres armados de las milicias Mai Mai y las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR) con la aparente intención de conseguir comida. "Les dijeron que sólo querían abastecerse de alimentos para que no tuvieran miedo y huyeran; por la noche empezaron las violaciones", recuerda Hendrikson.

Durante cuatro días, los criminales camparon a sus anchas en Luvungi y aldeas vecinas. "La mayoría de mujeres nos dicen que durante cuatro días fueron violadas por entre dos y seis hombres, algunas sufrieron los abusos delante de sus maridos o hijos", explica. Varios bebés sufrieron también abusos. El doctor jefe del distrito, Kasimbo Kacha, señaló a The Guardian que se trataba de cuatro niños de entre uno y dieciocho meses. Según la oenegé, es muy probable que el número de violaciones aumente en los próximos días ya que en la región había unas 4.000 personas y muchas se escondieron en el bosque al empezar los abusos. Los asaltantes saquearon la población y las aldeas vecinas y luego se marcharon con total impunidad.

Ante la gravedad de los hechos, la ONU envió a la zona a dos expertos en violencia sexual, además del representante especial Roger Meece, quien dijo que su organización no había tenido conocimiento de los hechos porque los aldeanos no informaron de las violaciones a dos patrullas que se acercaron a la aldea el día 2 y 9 de agosto. A las preguntas de periodistas sobre si ese silencio podía deberse a miedo a represalias o a vergüenza por ser víctima de una violación, Meece respondió que "podía ser".

A la directora regional de IMC le indignó la explicación de la ONU, "¿Miedo al estigma? ¡La mayoría estaban aún volviendo del bosque!, por eso no se enteraron", protestó.

Las acusaciones de ineficacia y descordinación no sentaron bien en el seno de la Monusco. Ayer, su portavoz en Kinshasa, Mundubai Madnodgi, rechazó que se hubiera producido un fallo de comunicación interno y echó balones fuera al preguntarle por el lapso de tiempo entre el aviso de IMC y la reacción de sus tropas. "Dicen que nos informaron, pero ¿a quién informaron? La ONU es una organización grande y recibimos muchos avisos y rumores", se limitó a decir a este diario.

Víctima de una gran inestabilidad desde su independencia de Bélgica en 1960 y campo de juego de la guerra fría en el siglo XX, RD Congo es un país de enorme riqueza en recursos naturales. En la franja este del territorio, varios grupos rebeldes aprovechan la situación de conflicto y caos para controlar carreteras y, sobre todo, las ricas minas de la zona. El abuso masivo de mujeres, un arma de guerra en el país, le valió a RD Congo el calificativo de la ONU de "capital mundial de la violación".

27-VIII-10, X. Aldekoa, lavanguardia

La ONU admitió ayer que la cifra de mujeres violadas en el ataque perpetrado a principios de agosto por dos grupos rebeldes en Luvungi, una pequeña población al este de la República Democrática del Congo ha ascendido a 242 casos. Las peores previsiones se cumplen. La semana pasada, Miel Hendrickson, directora regional de International Medical Corps (IMC) en la República Democrática del Congo, comentaba a este diario su temor de que aumentara el número inicial de víctimas de violaciones que entonces eran 180 confirmadas.

La masiva agresión sexual se produjo con total impunidad durante cuatro días a apenas 30 kilómetros de una base de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en RD Congo (Monusco), que no hizo nada para prevenir el ataque y, una vez realizada la agresión y pese a la petición de ayuda de la ONG, tardó siete días en reaccionar. Un portavoz de la Monusco dijo en conversación telefónica que se enteraron de lo ocurrido diez días después de que los asaltantes abandonaran voluntariamente la aldea.

El anuncio llega pocos días después de que el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki Mun calificara de "escándalo" lo ocurrido y ordenara una investigación. El equipo desplazado a la región admitió que las fuerzas de paz podrían haber hecho más, subrayó la necesidad de mejorar las comunicaciones y admitió que los procedimientos "no habían funcionado". La misión de cascos azules en la zona anunció en un comunicado que ha lanzado la operación Shop Window para "tranquilizar a la población y mostrar el compromiso a usar todos los recursos necesarios para su protección". Varias patrullas se han desplazado a las aldeas afectadas y se ha reforzado la vigilancia desde helicópteros.

Hendrickson celebraba ayer desde Kinshasa los pasos dados por la ONU pero no podía disimular la indignación porque la ayuda y protección haya tardado tanto en llegar. "Claramente ha habido una descoordinación, es evidente. Me consta que algunos miembros de la ONU se enteraron de lo que ocurría por The New York Times",denuncia.

Hendrickson sostiene que es posible que "el número de víctimas aumente un poco más, lamentablemente este tipo de ataques es común en la zona y aún puede haber mujeres que no se atrevan a volver al poblado o sigan escondidas aunque haya pasado un mes desde el ataque". También señala que podrían haberse dado casos de agresiones en aldeas cercanas a medida que los rebeldes implicados se desplazaban a otro lugar. Según varios testigos, los asaltantes eran entre 200 y 400 hombres de los grupos rebeldes Mai mai y de las Fuerzas

Democráticas para la Liberación de Ruanda (hutus). Éstas últimas han negado su participación en los graves hechos. En algunos casos violaron a mujeres delante de sus hijos o maridos.

Hendrickson insiste en la necesidad de seguir dando apoyo a las víctimas, que se enfrentan a posibles infecciones o que podrían que haber sido contagiadas con el virus del sida. También piensa en los embarazos no deseados. "Los niños nacidos de violaciones cargarán con un gran estigma, es un problema", agrega.

No se muerde la lengua para denunciar la desidia de los cascos azules. "¿Si estamos decepcionados por la actitud de la ONU? Por supuesto que sí", señala. La violación como arma de guerra es un drama en RD Congo, que registró 8.300 casos en el 2009. Un informe denuncia que el 60% de las víctimas de violación en Kivu Sur habían sido agredidas por varios hombres armados a la vez.

3-IX-10, X. Aldekoa, lavanguardia