Después de la publicación del artículo de Craig Venter sobre la llamada célula artificial o sintética, se ha creado un revuelo mediático casi sin precedentes a nivel nacional e internacional ante un avance científico. Es importante por tanto aclarar que no se ha creado vida artificial ni se ha creado vida sintética. Lo que se ha hecho es un avance tecnológico importante, la síntesis de un cromosoma entero de un organismo y su posterior introducción en otra célula reemplazando el material genético original. Esto es un hito tecnológico que abre la puerta a la modificación y diseño de organismos, no mañana pero sí en unas décadas.
Pero quizás lo más importante va a ser la introducción del debate ético sobre la biología sintética a nivel de la sociedad. A este respecto hay dos aspectos diferentes que considerar. Uno es la creación de vida artificial (es decir, un ser vivo creado con componentes diseñados) y el otro, el diseño racional de organismos. El primero despierta el debate ético de jugar a ser Dios creando nuevas formas vivas. El segundo, la posibilidad de que un día podamos mejorar nuestro genoma eliminando enfermedades.
Son dos temas distintos que pueden interesar a personas distintas, pero ambos merecedores de debate. Mi opinión personal en cuanto al primer aspecto es que no debe haber tal debate puesto que, incluso siendo uno creyente, no debería haber un problema con crear nuevas formas de vida. El segundo aspecto es mucho más interesante por todas sus implicaciones.
Los humanos a veces somos enormemente hipócritas. Por un lado nos preocupan los transgénicos, pero por otro lado nadie protesta cuando un hijo, una madre o uno mismo se trata una enfermedad con una proteína obtenida de una proteína recombinante. ¿Qué pasará cuando, dentro de unas décadas, podamos diseñar el genoma humano y podamos asegurarnos de que nuestros hijos no sufrirán cáncer, no tendrán hipertensión o simplemente queramos uno rubio, inteligente y que sea un atleta? ¿Nos parará la consideración de que sólo unos pocos podrán permitírselo y que estaremos creando diferencias a nivel de nuestro genoma y no sólo económicas?
La biología sintética ha nacido para quedarse. Hoy sólo podemos hacer pequeños diseños y aun así podemos hacer medicinas en bacterias. En unos años podremos hacer biofueles, química limpia, etcétera. Y en unas décadas quizás diseñar genomas de individuos. La ciencia es neutra siempre que sea avance del conocimiento. Son las aplicaciones las que son buenas o malas desde el punto de vista de una sociedad en un momento de la historia. Deberíamos empezar a plantearnos qué queremos obtener de la biología sintética y cuáles son sus límites.
22-V-10, Luis Serrano, investigador del Centre de Regulació Genòmica, lavanguardia