´¿Por quién doblan las campanas?´, Montserrat Domínguez

"Se acabó la legislatura", reconocía, sin anestesia, un dirigente socialista. "Da igual que haya adelanto electoral o no; a partir de ahora sólo queda gestionar… lo que nos queda". Adiós a los proyectos, al programa, a la utopía. Son los restos del naufragio, pensé yo: pocas veces hay menos interpretación posible que cuando un presidente comparece ante la Cámara para decir: "A ningún presidente le gusta hacer esto, y menos a mí…".

Ahora sabemos por quién doblaban las campanas cuando Grecia empezó a ahogarse ante la pusilanimidad de sus colegas europeos. Todos silbaban mirando hacia otro lado, y España se quedaba ronca de tanto repetir que no éramos como ellos. Es evidente: a los griegos los dejaron a los pies de los caballos, pero España es demasiado grande para caer. Too big to fall,si recuerdan, el mismo principio que se aplicó en los orígenes de la crisis a los bancos a cuyo rescate acudieron los gobiernos. Dejarles caer era suicida para todos, como era suicida para Europa permitir que nuestro país acabara como Grecia.

Las campanas doblan por la clase media española, la gran pagana de la crisis, que ve cómo mengua su tamaño por la base; la línea que divide a los nuevos pobres de los que se ganan la vida y pagan la hipoteca con esfuerzo es cada día más fina. Doblan también las campanas por los proyectos de cooperación que ya no verán la luz, las autovías, puentes, túneles y rutas de alta velocidad que ya no podrá inaugurar José Blanco, por los jubilados que han contado con un gobierno generoso, por los dependientes que soñaron con ese cuarto pilar del Estado de bienestar que ahora se viene abajo… o no. Quizá haya que centrarse en defender lo esencial, y olvidarnos del blingbling.

Las campanas doblan por Zapatero y su ensoñación de una España que daba lecciones al mundo: pero también por nosotros, por los británicos, los griegos, los portugueses. Suenan por el euro, al que la prensa norteamericana da por muerto, a pesar de la maniobra de resucitación y rescate que este fin de semana aplicó Bruselas. También doblan por la propia UE: Durão Barroso lanzaba un órdago a la grande. O más reformas o nada, o más Europa o nada, venía a decir, y advertía que la política económica ha dejado de ser un asunto nacional. Hasta los presupuestos deberán pasar por el tamiz europeo. Pero ya renunciamos a nuestra moneda, y ahora vemos los resultados. A falta de moneda que devaluar, recortemos los salarios públicos y congelemos las pensiones. ¿Estamos dispuestos a seguir en esa senda?

Lo escribió John Donne, y sus palabras inspiraron a Ernest Hemingway: "Ningún hombre es una isla entera por sí mismo. Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo. Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida (…) La muerte de cualquier hombre me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas. Están doblando por ti".

14-V-10, Montserrat Domínguez, lavanguardia