ŽEl error del 2003 debe ser reparadoŽ, Enric Juliana

Algo importante -y sorprendente- ha ocurrido en España entre el 2003 y el 2010. Hemos pasado de una euforia económica sin precedentes a una angustiosa turbación. La fiesta se ha acabado y, aquí viene lo sorprendente, estamos descubriendo el Mediterráneo.

En el 2003 nadie, o casi nadie, movió un dedo para que el corredor de la España del Este fuese incluido en el catálogo de las infraestructuras ferroviarias que la Unión Europea considera prioritarias y merecedoras de apoyo financiero. Desde Madrid se consideró que la apuesta de España para el transporte debía ser el llamado eje central (Algeciras-Madrid-Zaragoza-Toulouse), pese a que ya eran bien conocidas las fuertes reticencias francesas a una nueva perforación de los Pirineos.

Repito, hace siete años, en plena fiesta, llegado el momento de definir prioridades, nadie o casi nadie movió un dedo en favor del corredor ferroviario del Levante peninsular.

Gobernaba el Partido Popular con mayoría absoluta y la eficaz y abnegada Loyola de Palacio ocupaba la vicepresidencia y la cartera de Transportes de la Comisión Europea. Quizá hubo algún tipo de protesta en sede parlamentaria, pero no consigo recordar al entonces jefe de la oposición, José Luis Rodríguez Zapatero, encabezando una significativa iniciativa ante ese clamoroso error estratégico. Sólo se quejaron algunas voces aisladas - entonces demasiado aisladas-de Valencia y Barcelona.

Siete años después, necesitados de nuevos horizontes económicos realizables, el consenso viaja hacia el Este y casi nadie discute que el error del 2003 -que abría un gran foso entre valencianos y catalanes- debe ser reparado. A veces, los finales de fiesta traen buenas noticias.

 

9-V-10, Enric Juliana, director adjunto de ´La Vanguardia´