El poeta francés Nicolas de Boileau escribió que "un necio encuentra siempre otro necio mayor que le admira". Es posible que a este sujeto que responde al nombre de Miguel Ángel Martín algún compañero de partido le haya reído la ocurrencia de llamar "mal follada" a la directora de TV3, porque siempre cualquier mezquindad puede ser superada por alguien aún más miserable. Al susodicho le pareció intolerable que Mònica Terribas preguntara al presidente de la Generalitat por aquellas cuestiones que preocupan a los ciudadanos y repreguntara cuando sus respuestas no hubieran quedado suficientemente claras. Como también se lo pareció a los diputados del PSC Joan Ferran y Josep Maria Balcells, que horas antes se habían quejado de que la entrevista fuera "un interrogatorio", seguramente porque esperaban una de estas entrevistas vacías de contenido y llenas de adulación en las que tan a gusto se encuentran los políticos. Estoy seguro de que el presidente Montilla agradeció el tono incómodo del espacio, porque nada podía hacer más creíble sus respuestas. El problema no son nunca las preguntas, sino las contestaciones como pregonan los manuales de periodismo.
El tal Martín, que es presidente del Institut Metropolitano del Taxi, ha querido hacer méritos ante su gente, lo que puede ser comprensible desde la ruindad del mequetrefe. Casi tan comprensible como sería que pidiera su cabeza el mismo líder socialista a quien ha intentado proteger desde el desconocimiento, la obsequiosidad y la mentecatería. Pero ni la incompetencia, ni la desvergüenza parecer tener castigo en este país en declive.
18-III-10, Màrius Carol, lavanguardia