´El poeta y el magistrado´, Alfredo Abián

Juan Gelman no entiende el acoso a que está siendo sometido Baltasar Garzón. El poeta argentino, premio Cervantes 2007, es uno de los grandes valedores de la justicia universal. No le faltan motivos. La dictadura militar argentina secuestró, torturó, asesinó e hizo desaparecer a su hijo en 1976. El joven tenía 20 años, uno más que su esposa, secuestrada también cuando estaba embarazada de ocho meses y desaparecida poco después de dar a luz en Montevideo. Gelman tardó más de 13 años en hallar los restos de su primogénito - había sido arrojado a un río en un bidón lleno de cemento-y 23 en localizar a su nieta. La nuera sigue en paradero desconocido. La historia del poeta ha sido la de miles de padres y madres argentinos, chilenos o uruguayos que, en última instancia, sólo querían justicia y un lugar para el recuerdo y el homenaje de sus hijos. Gelman ha recordado estos días la atención humana que recibió por parte del magistrado de la Audiencia Nacional cuando era casi el único juez sobre la faz de la tierra que se había propuesto perseguir los desmanes de los tiranos del Cono Sur latinoamericano. Intelectual comprometido de izquierdas, gran periodista, hombre que padeció el exilio y al que la muerte ha perseguido en su formato más cruel, el poeta bonaerense no entiende a sus casi 80 años qué está haciendo España con Garzón. No nos extraña que ande desorientado. Cualquiera lo estaría. A fin de cuentas, Garzón, el valiente, el temerario - pónganle ustedes el adjetivo que deseen-,parece víctima de un proceso donde lo importante no es juzgar al reo, sino aniquilarle. Y en esa labor del Santo Oficio andan metidos desde magistrados paraprogresistas hasta otros que bien podrían lucir correajes bajo las togas, sin olvidar a Falange y cofradías varias del Valle de los Caídos.

14-II-10, Alfredo Abián, lavanguardia