Los partidos políticos han acordado imponerse un plazo de tres meses para legislar una ley electoral. Es una buena noticia después de casi treinta años de funcionar con una norma provisional. Pero exijamos que no nos vuelvan a engañar.
El secuestro de la democracia que vivimos se debe al sistema electoral de listas cerradas en circunscripciones que eligen a diversos diputados. Así el Parlament sólo nos representa como ficción. Expresa la voluntad de los partidos. Quien manda sobre los diputados y concejales es quien hace la lista, no los ciudadanos. Por eso los tetrarcas de los partidos se van a resistir a legislar una ley que otorgue capacidad a todos los ciudadanos. Su tentación es cambiar algo, como marcar una crucecita al lado del nombre, para que nada cambie: las listas cerradas. La primera condición para regenerar la vida política es que podamos elegir directamente a nuestro diputado en pequeñas circunscripciones donde sólo un candidato pueda ser elegido. Una persona concreta que nos represente, a quien acudir, que nos escuche y atienda las necesidades del distrito electoral por el que ha sido elegido y de quien depende su futuro político.
Nuestro Parlament es tan olvidadizo que ya no recuerda que el primer dictamen de expertos ya presentaba como mejor solución la adaptación del sistema alemán, donde cada elector tiene un doble voto con el que puede elegir directamente al diputado de su circunscripción, su diputado, y cuyo total suma la mitad de los escaños. El otro voto se aplica a elegir una lista. Así, se combina la proporcionalidad con el diputado personal de distrito (información en www. accioperlademocracia. org). Para la mitad de la Cámara elegida mediante listas puede suprimirse el porcentaje de votos para acceder al Parlament, usar listas desbloqueadas, y aplicar la circunscripción única para Catalunya, a fin de beneficiar a los partidos menores.
Pero en cualquier caso, lo decisivo es que la nueva ley haga posible que al menos la mitad de los diputados sean de elección directa para que podamos optar por personas; las mejores. Y si esta vez vuelven a engañarnos, sólo quedará la respuesta de construir un movimiento, un bloque electoral, para regenerar la democracia y rescatar el voto usurpado a los ciudadanos, nuestro voto.
30-XI-09, Josep Miró i Ardèvol, lavanguardia