´Cómo descubrir que su jefe es un psicópata´, Ana I. Gracia

Son difíciles de identificar, pasan desapercibidos y lo saben. Según las cuentas de la OMS, el 2% de la población padece una psicopatía. En España podrían sumar hasta un millón, aunque la Justicia sólo tiene fichados a los 10.000 que hurtan. Los verdaderos psicópatas no protagonizan ninguna página de sucesos. Los 990.000 psicópatas anónimos que deambulan por la calle son padres, vecinos, empresarios, jefes, políticos psicópatas que se pasan la vida manipulando y arruinando a las personas que tienen la mala suerte de estar a su alrededor.

El psicópata ejerce a la perfección el oficio de la manipulación. Cumple su perfil a rajatabla: es gente que se vuelve perversa cuando alcanza el poder. Se caracteriza por ser un sujeto frío, sin una alteración mental manifiesta, planificador, distante, sin vínculos afectivos. ¿Nace o se hace? “Normalmente el psicópata se construye con el tiempo. Cuanto más poder recibe, más propenso es a desarrollar esta conducta”, dice Vicente Rubio, jefe de psiquiatra del Hospital Provincial de Zaragoza. Por eso, las profesiones que más atraen a estos “depredadores laborales” son la política y los altos mandos de las empresas. “Crean sus propios clanes: buscan un mandato que les blinde frente al poder y construyen a su alrededor auténticos regímenes”.

El doctor de psicología

 

Iñaki Piñuel y Zabala, los califica como unos verdaderos camaleones que se rodean de apoyos internos para excusarlos ante los demás. Mienten casi igual que hablan. No sudan, no parpadean, no tienen remordimientos, no se les acelera el  corazón ni les da miedo nada. Sin embargo, “eligen minuciosamente a sus víctimas –los más débiles- para seducirlas, convencerlas y manipularlas”. Se arrima, dice el especialista, siempre al más débil. “Para denigrarlo y rebajarlo”.

 

Si lo miras a los ojos, “tendrás la sensación de que estás ante una auténtica máquina”, explica Rubio. Los psicópatas están inmunizados frente al dolor o la alegría. “

 

Son fríos: no sienten pena ni compasión por nada. Posee un sentido grandioso de los propios méritos. “Se cree que nadie sabe tanto o merece tanto como él”.

 

Conforme pasa el tiempo, el mundo va creando más psicópatas, dicen los especialistas. Y las empresas constituyen el mejor caldo de cultivo para desarrollar este potencial. Todos triunfan, según Piñuel y Zabala, por ser unos auténticos genios del embaucamiento personal. “La gente tiene una primera impresión extremadamente positiva de él, así consiguen allanar el camino”.

 

Tan encantadores y tan seductores son, que la buena imagen que venden les permite escalar en la empresa rápidamente. Sin embargo, no se dan cuenta de que son “tan simples y tan superficiales que son incapaces de hilar más allá de dos o tres frases eruditas”, se percata Piñuel y Zabala.

 

Al hablar más de dos minutos con ellos, son incapaces de profundizar “en ningún tema”.

 

Adversarios: o los compra o los elimina 

 

Con sus adversarios tienen dos opciones: o

 

 los compra o los elimina, según les convenga. “Viola las normas y las leyes e incurre sin pestañear en todo tipo de fraudes, irregularidades, corrupciones y nepotismo”, añade Rubio. Creando a su alrededor una camarilla a la que hace cómplice de sus delitos consigue burlarse de las normas que dicta la ley.

 

En general, todos los psicópatas se caracterizan por ser unos “vendedores de humo”, añade Rubio.

 

Lo peor de todo es que no tienen curación ni tratamiento terapéutico que los rehabilite. “El problema no es que no tengan cura, si no que encima utilizan las artimañas de los especialistas para sus propios beneficios”, comenta el médico.

 

En casos extremos terminan suicidándose porque no soportan tener a nadie por encima de ellos que les ordene. “Igual que hay personas buenas, hay personas malas. El santo es un santo, y hay que beatificarlo. El malo será malo toda la vida y, si se le pilla, hay que condenarlo”, dice el doctor Rubio.

 

La única protección ante ellos es reconocerlos a tiempo y protegerse poniendo las distancias oportunas. “Si el psicópata es su jefe, corra”. Lo advierten los especialistas.

 

27-XI-09, Ana I. Gracia, elconfidencial