La autorización a empresas privadas para portar y usar armas de gran calibre para reprimir eventuales ataques piratas constituye, además de una respuesta del Ejecutivo español a la crisis del Alakrana,un nuevo escenario en el que la sombra de la privatización del uso de la fuerza armada se cierne como ya hace tiempo lo viene haciendo en otros lugares. Blackwater, Armour Group han evidenciado los riesgos de la apuesta por externalizar el uso de la fuerza para complementar o sustituir el trabajo del ejército en situaciones de guerra. ¿Es esto distinto? No en esencia. Se trata de contratar servicios a empresas cuyos empleados están dotados y predispuestos a usar fuerza altamente letal.
Crítica merece la vía del Consejo de Ministros escogida para su aprobación ya que una temporal protección a los atuneros por la Armada hubiera dado el espacio suficiente para el debate y aprobación parlamentaria que impone un asunto así. Conviene vigilar su impacto sobre el principio del monopolio estatal del uso de la fuerza, núcleo duro de la soberanía no susceptible de externalización, y que la ley de la Carrera Militar recuerda al determinar que su objetivo es hacer al ciudadano que se hace militar depositario de la fuerza y capacitado y preparado para usarla adecuadamente. Formar a un soldado español pasa por la asimilación de valores y conceptos imposibles de integrar en un empleado privado de seguridad con unos días de formación exprés. Conciencia de servicio público, de jerarquía de mando, fidelidad constitucional, respeto al derecho internacional humanitario, son fundamentos que llegan a permeabilizar después de una formación pública.
La respuesta no siempre requiere la intervención de las fuerzas armadas. No podemos llegar al paroxismo de exigir que un soldado custodie la entrada a un supermercado. Una cosa es externalizar la seguridad en el territorio, legalmente ordenada y limitada, y otra cosa es externalizar la seguridad y la defensa con proyección extraterritorial. Nuestros pescadores merecen toda la seguridad que el Estado pueda proveer en entornos de riesgo como el Índico. España se ha implicado ejemplarmente en una operación multinacional demostrando que tenemos una Armada altamente eficaz y extremadamente profesional. No lo estropeemos.