´Llega ´Katyn´´, Daniel Arasa

Pocos días atrás, la première de la película Katyn atrajo a cientos de personas a la Universitat Abat Oliba de Barcelona. Al interés de la película en sí misma se sumaba el atractivo de lo marginado, lo silenciado. Hacía tres años que se filmó esta obra del prestigioso director polaco Wajda, que fue luego nominada a los Oscar y es testimonio impactante de una de las grandes masacres del siglo XX.

Aun así, no ha llegado a los cines españoles. Por fin, dentro de unas semanas, estará en las pantallas de unas pocas salas de Barcelona, Madrid y varias ciudades más, comercializada por una distribuidora de segunda división y creación reciente, porque las grandes no la quisieron.

Considero Katyn una excelente película, pero dejo la valoración cinematográfica para los compañeros críticos de La Vanguardia,mucho más expertos que yo. Vamos a la matanza y los motivos por los cuales en España el filme ha estado silenciado. En abril de 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, Berlín lanzó al mundo la noticia de que las tropas alemanas habían descubierto en los bosques de Katyn, en la URSS, unas fosas con los restos de miles de oficiales polacos asesinados por los soviéticos en la primavera de 1940.

La propaganda de Goebbels se agitó con toda su fuerza. Era una gran maniobra dirigida a abrir una brecha entre los aliados británicos y norteamericanos, y los soviéticos. Stalin y los suyos reaccionaron con energía y culparon a los nazis de tales asesinatos. Finalmente, Churchill y Roosevelt echaron tierra encima y dieron por buena la versión soviética aunque no convenciera. Todo valía para seguir la lucha contra Hitler. Tras la guerra se seguiría imputando la masacre a los alemanes. No sería hasta la llegada de Gorbachov al poder cuando los rusos reconocerían la culpabilidad soviética. Ellos habían cometido a sangre fría unos 22.000 asesinatos eliminando gran parte de la intelectualidad polaca. La mentira colectiva había durado casi 50 años. Los nazis cometieron infinidad de barbaridades, pero esta no.

Vayamos ahora al cine en España. Si la película versara sobre una masacre de los nazis, que tantos crímenes cometieron, ¿se habría difundido?. No creo que ningún lector lo dude. Baste repasar la amplísima filmografía y la multitud de ocasiones en que las televisiones emiten una y otra vez películas de este tipo. Y hacen bien. Sin embargo, cuando los culpables son Stalin y los suyos, el silencio es absoluto. La indulgencia con los atropellos del comunismo y sus líderes es inmensa.

El caso de Katyn evidencia cómo se filtra el cine que nos llega y quién lo controla. Quizá con la excepción del cine norteamericano, en el que las majors imponen condiciones.

29-IX-09, Daniel Arasa, lavanguardia