´Lafont o la ilusión´, Oriol Pi de Cabanyes

Murió Robert Lafont, el occitano (no confundir con Robert Laffont, con dos efes, el editor francés). Poeta y narrador, ensayista, dramaturgo, lingüista, profesor a cuyo lado estuve en la Universidad Paul Valéry de Montpellier, Lafont ha sido el gran configurador de una conciencia de país, la de su País d´Oc.

Lafont es a Occitania lo que Joan Fuster al País Valenciano. Fundamentó, divulgó, batalló. Quiso religar el occitanismo, tanto cultural como político, con la izquierda jacobina francesa, con la esperanza de cambiarla desde dentro. Pronto se desengañó. Como Fuster, que perseveró hasta el silencio final, después de haber visto hasta qué punto era contestado por la realpolitik.

Lafont publicó ya en 1954 su Mistral ou l´illusion, donde explica en tono crítico las fragilidades de un proceso de recuperación de la identidad lingüística y literaria del amplio territorio del Mediodía de Francia. En el que los antiguos trovadores tuvieron desde mitad del ochocientos algunos grupos de felibres que les emulaban siguiendo a un Mistral que siempre se mostró ambiguo respecto a la posibilidad de un proyecto de lengua, cultura o incluso política estrictamente provenzal.

Es significativa a este respecto la imagen con que Lafont decide iniciar su postfacio al admirable estudio de August Rafanell La il·lusió occitana (2006), que repasa con documentadísimo detalle las diversas ocasiones con que de un lado o de otro de la frontera lingüística se alimentaron los reiterados sueños de una unidad catalanooccitana basada en una supuesta lengua común que ya desmintieron tanto Fabra en 1934 como después Coromines.

Esta imagen que escoge Lafont es la de un viejo letraherido, Prospèr Estieu, que, habiendo sido décadas atrás el coinventor de la pàtria occitana, casi rompe a llorar de emoción al oír unos versos vernáculos en los Juegos Florales catalanooccitanos de Toulouse de 1907 cuando, maestro de escuela, es uno de los húsares negros a los que la República francesa ha confiado la tarea de desarraigar la lengua d´oc del pueblo.

Lafont, al tiempo que asume todas las contradicciones de aquella sociedad invertebrada, toma a Occitania como realidad de partida para una reflexión de interés europeo en sus ensayos La révolution régionaliste (1967) o Sur la France (aquí traducida por Martí i Pol con el título de Per una teoria de la nació),sobre una Francia que, según denunciaba, hoy en día está acabando de matar al occitano, un siglo después de la ilusión de Estieu. Lafont ha muerto, en Florencia, donde vivía, a los 86 años. Pero si su ilusión se ha encarnado en alguna forma de cultura, si algo de sus más de noventa libros ha logrado plasmarse en alguna forma de conciencia, no se puede decir que haya muerto del todo.

24-VIII-09, Oriol Pi de Cabanyes, lavanguardia