En las listas de libros más vendidos aparece una obra titulada No m´ho crec (La Magrana) que ha escalado posiciones sin alardes promocionales ni dispendios publicitarios. El boca a oreja ha funcionado con un volumen de 150 páginas en el que su autor afirma que no se cree que, porque unos cuantos cientos de miles de estadounidenses no paguen, se pueda hundir económicamente el mundo. "Una ventolera puede hacer caer una persiana, una cornisa o un rótulo sobre un tejado. Pero si el viento destruye todo el edificio… quiere decir que el tejado no estaba bien construido, que las vigas estaban mal calculadas, que las paredes no tenían cemento, que los hierros estaban oxidados o que no tenían cimientos… O puede que todo junto". El responsable de esta reflexión es un ex ministro de Industria como Joan Majó, con amplia experiencia en la UE y en la empresa privada, así que no estamos ante un gurú ingenioso aunque poco documentado o ante un escritor oportunista que juega con las palabras para aprovecharse de la crisis.
El ex ministro hace en las páginas de este libro de titulo revelador un ejercicio de escepticismo al señalar que no se cree que esta crisis generada en el corazón del sistema, en Estados Unidos, se propagara cogiendo a todo el mundo desprevenido, incluidos gobiernos, organismos económicos, economistas académicos y autoridades reguladoras. Majó está convencido de que hay otras razones no contadas que permiten entender mejor cómo se ha llegado a esta situación. No se puede explicar el estallido de esta burbuja mediante un efecto mariposa según el cual está en peligro el sistema financiero mundial porque unos miles de familias de clase mediabaja norteamericanas no puedan pagar sus recibos. "La inmensa mayoría de ciudadanos no sabíamos que los fondos propios de todos los bancos del mundo sumaban unos cuatro billones de dólares y tampoco sabíamos que los activos tóxicos diseminados dentro de ellos fueran más de la mitad". Majó se niega a creer que los que podían saberlo no lo supieran.
Este sentimiento de tomadura de pelo refleja de modo más o menos consciente lo que siente mucha gente, y que provoca una gran desorientación entre los ciudadanos. A Majó le preocupa el hundimiento de la confianza de nuestras sociedades, que tiene un componente mediático y que es uno de los principales combustibles de la crisis. ¿Pero cómo se puede confiar en quienes por omisión nos han conducido de cabeza a esta inacabable recesión? A su juicio, algunas de las causas de la crisis no se pueden atacar si antes no se han resuelto las más urgentes, como no se puede predecir cuándo acabará la crisis si no aclaramos de qué crisis estamos hablando. Majó cree que conocemos los hechos pero no están suficientemente analizadas las causas, y sin un buen diagnóstico es imposible toda terapia.
25-V-09, Màrius Carol, lavanguardia