´¿Parole, parole, parole?´, Germà Bel

En las últimas semanas el presidente de la Generalitat y el líder de la oposición dictaron sendas conferencias centradas en cómo la política económica puede ayudar a hacer frente a la crisis. Es bueno porque esto pretende dirigir el debate a los problemas que concentran las preocupaciones ciudadanas. También por insistir en la necesidad de reformas estructurales; sobre todo medidas liberalizadoras que potencien la actividad y la creación de empleo. Ambas conferencias fueron muy similares en este terreno, lo que indica un alto grado de acuerdo sobre las prioridades de la política económica.

Se expresaron con claridad deseos de reformar el mercado de trabajo, para mejorar la negociación colectiva e introducir más flexibilidad. Se pudo entender también que coincidían en la necesidad de reformas en los mecanismos de bienestar social. Sin perjuicio de las opiniones diversas que susciten esas propuestas, es sano y conveniente emprender un debate serio sobre ellas.

No hubo muchas más concreciones en este terreno, aunque es normal que el grado de detalle sea limitado. Pero llama la atención que las propuestas liberalizadoras se limitasen al ámbito competencial central. Por supuesto, este es mucho más importante que el regional en estas materias, pero eso no significa que no se pueda plantear una agenda autonómica de reformas liberalizadoras que potencien la creación de empleo.

Tomemos las reglas que limitan la apertura de farmacias, de ámbito autonómico, y en las que Catalunya se alinea con las regiones - la mayoría-muy restrictivas. Si la prioridad es potenciar la creación de empleo, ¿por qué no liberalizar la apertura de farmacias? Navarra estableció una libertad casi total en el 2000. Ahora hay 583 farmacias, 275 más que entonces. Esto ha implicado una creación de empleo significativa (y ha mejorado la accesibilidad a los usuarios). Además, procede notar que la liberalización no ha perjudicado la obligación de servicio universal: los municipios sin farmacia han bajado de 130 a 122. Como la población de Catalunya es 12 veces superior a la Navarra, aplicar una política como la allí experimentada - con gran éxito-induciría la creación de miles de puestos de trabajo de titulados en farmacia y de personal auxiliar.

La distribución comercial es otro ámbito en el que la liberalización crearía trabajo asalariado (aunque aquí en parte compensado por la reducción de empleos autónomos). En el marco de las bases de la legislación estatal, la competencia sobre límites a la apertura es autonómica, y Catalunya es líder en regulación restrictiva.

Es bueno que desde el sistema político catalán se reclame la liberalización en el ámbito central. Y aún sería mejor si la liberalización se impulsase también en los ámbitos de competencia propia. De lo contrario, habrá que pensar que se trata - en sustancia-de que liberalicen los otros. Es decir, palabras, palabras, palabras.

27-III-09, Germà Bel, lavanguardia