´Rechazamos como falsa...´, Óscar Morales
"Rechazamos como falsa la elección entre nuestra seguridad y nuestros ideales". Esta frase, extraída del discurso de investidura de Barack Obama, contiene las bases para un cambio de paradigma en la relación Estado-individuo.
En los últimos años, hemos asistido a un progresivo incremento de la seguridad construido a costa de nuestro modelo de convivencia. Fruto de esa falsa tensión hemos sentido una rápida pérdida de valores, y no me refiero a los incómodos controles aeroportuarios: la Patriot Act norteamericana, Guantánamo o, ya en la UE, el incesante bombardeo de alusiones al terrorismo en directivas o decisiones marco como excusa para recortar libertades que irrigará después todo el sistema penal.
En este contexto, el ius puniendi se ha relajado y se ha hecho cada vez más invasivo. Se habla con fuerza del derecho penal del enemigo, desde un silogismo demoledor: si el derecho penal del ciudadano es demasiado leve para combatir las redes criminales deben relajarse las garantías contra quienes forman parte de dichas redes. La sospecha es entonces la regla, legitimándose así guetos étnicos y de religiones; poco después, la primitiva eficacia de este modelo contaminará todo el sistema. Nacen así delitos de sospecha (ser sospechoso es ya el delito) o delitos donde es igual ser autor que cómplice o consumar que conspirar o delitos que no prescriben nunca o delitos leves con penas típicas del homicidio, delitos de disidencia, simples desobediencias al sistema en ámbitos tan cotidianos como el patrimonio, la seguridad del tráfico o los malos tratos. En esta atmósfera el principio de legalidad, barrera infranqueable, se debilita y desdibuja facilitando interpretaciones donde la libertad no es ya el pretexto.
Frente a todo ello, se abre una cierta esperanza en la nueva Administración de EE. UU., que rechaza la falsa dialéctica y profundiza: "Nuestros padres fundadores, enfrentados a peligros que apenas podemos imaginar, redactaron una Carta para garantizar el imperio de la ley y los derechos humanos, una Carta que se ha expandido con la sangre de generaciones".
Una sociedad presidida por un derecho penal basado en el miedo entra en tensión con la libertad; y debe rechazarse, como falsa, la elección entre nuestra seguridad y nuestros ideales.
26-III-09, Óscar Morales, abogado, prof. Derecho Penal (URV), lavanguardia