´Roberto y las cabras´, Enric Sierra

La estación de la Sagrera será una realidad y así Barcelona se convertirá en la única ciudad de España con dos estaciones del AVE. El acuerdo sobre la nueva estación se ha presentado como un gran éxito, aunque tiene trampa. De entrada, la obra habrá que pagarla con dinero público y no del resultante de la especulación urbanística promovida por las administraciones a través de la venta de terrenos ferroviarios y suelo público.

Una vez aclarado este punto, nos quedaba saber de qué arca pública saldrían los fondos para la estación. Ahora ya lo sabemos: saldrán, como tantas otras veces, del arca catalana. Nos contaron la semana pasada que el Ministerio de Fomento no tuvo inconveniente en que la mayor parte de los 600 millones que costará la obra provengan de la partida de financiación de infraestructuras del nuevo Estatut. Gran jugada. Lo raro sería que, encima, hubieran puesto objeciones a un dinero que ni es suyo, ni tienen competencias sobre él. Así que el acuerdo que arrancó el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, recuerda al negocio de Roberto y las cabras.

Ahora, la papeleta la tendrá que resolver la Generalitat y el titular de Política Territorial deberá esforzarse para convencer al resto de los municipios de Catalunya que tienen pendientes, desde hace décadas, necesarias inversiones en infraestructuras, y a los que no les quedará más remedio que seguir esperando.

Está claro que toda o parte de la inversión que se concentrará en la Sagrera retornará a la Generalitat cuando salgamos de la crisis y se pueda vender a buen precio toda esa pastilla urbanística. Pero para ello, ni hay fechas ni presupuesto. Barcelona, la capital de Catalunya, ha vuelto a ganar la partida. Quizás sea por eso por lo que Hereu recordó en Madrid, el mismo día que fue recibido por la ministra de Fomento, que Barcelona había sufrido una desinversión pública del Estado y de la Generalitat después de 1992. Probablemente era un mensaje más dirigido hacia Catalunya que hacia Madrid. Más orientado a sus colegas alcaldes catalanes, que nuevamente han visto como la capital se les ha adelantado. Como la vez que se decidió pagar la ronda Litoral con el dinero destinado a hacer la primera autovía gratuita de Catalunya. Aquella autovía fue desarticulada y hoy es una autopista de peaje. Mientras, gozamos de una ronda Litoral insuficiente y colapsada diariamente. La pregunta que debemos formularnos ahora es cuáles de las infraestructuras prometidas a los alcaldes catalanes volverán a la eterna lista de espera.

Por cierto, la excusa barata oída en algún despacho municipal de Barcelona, según la cual es mejor gastar ese dinero en la Sagrera porque la famosa lista de inversiones en infraestructuras para Catalunya está falta de ideas y proyectos, es casi un insulto al resto de los 945 municipios catalanes.

23-III-09, Enric Sierra, lavanguardia