En realidad, de lo que quiero escribir es de financiación autonómica, pero poner un título que señale directamente ahí podría disuadir a muchos lectores. Como ya saben, poco más del dos por ciento de los catalanes (según dicen) estamos preocupados por la financiación autonómica. Y claro, estar entre los concernidos hace que uno sienta cierta sensación de marginalidad.
Creo que la preocupación es comprensible en mi caso: mi familia usa los servicios de la escuela pública y la sanidad pública. También lo sería si usáramos los de la educación y sanidad concertadas, pues su fuente básica de financiación son asimismo los recursos de la Generalitat. De hecho, son muy pocas las familias catalanas que recurren a la educación y sanidad privadas puras. Y como la mayor parte del gasto de los departamentos de la Generalitat se dedica a educación y salud, la conclusión es clara: para la gran mayoría de familias, ésta es nuestra segunda fuente de ingresos. De hecho, para muchos jubilados y parados es la primera. ¿No les parece buen motivo - aunque sea interesado-para interesarse por el asunto?
Que el gasto público en escuelas y hospitales sea la gran fuente de atribución de rentas (en especie) de las familias españolas contribuye a explicar una paradoja curiosa. En diciembre último, la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas, Madrid) publicó su balance económico regional con datos para el 2007; de ellos se desprende que Catalunya es una región relativamente rica (la cuarta), pues la producción de riqueza por habitante es un 18,1% superior a la media española. Pero tras la acción distributiva del sector público, y ajustando por las diferencias regionales en nivel de precios, la renta bruta por habitante - el poder de compra-en Catalunya es un 4,6% superior a la media. Las familias de Aragón, Cantabria, Castilla y León y La Rioja (y las de Ceuta) gozan de mayor poder de compra que las catalanas, aunque éstas produzcan más riqueza.
Las estimaciones de Funcas ofrecen un dato adicional muy interesante: al medir la renta ajustada de las familias ("el indicador más representativo del nivel de vida de los españoles", pág. 33), la de Catalunya es un 2,5% superior a la media española, lo que la hace la novena región en nivel de renta. Y precisamente la renta ajustada se obtiene sumando a las rentas dinerarias las transferencias en especie que reciben las familias, sobre todo de …. ¡educación y sanidad!
Quizás convendría que el Gobierno y la oposición en Catalunya extirpasen el término "financiación autonómica" del léxico político y se refiriesen siempre a "el dinero para nuestros pupitres y quirófanos". Al cabo, es lo mismo. Claro que cabe preguntarse si los catalanes - gente práctica-no hemos tomado la decisión de no importunar mucho, pues aún tenemos un nivel de vida algo superior a la media. Total, tiempo habrá cuando nos pongamos por debajo. Y al paso que vamos, igual no hay que esperar mucho.
27-II-09, Germà Bel, lavanguardia