´Genaker como excusa´, Ramon Aymerich

Genaker, empresa de productos para la telefonía móvil a la que operadores y fabricantes subcontratan parte de su I+ D, cierra el próximo martes el Xalet de Montjuïcpara celebrar una fiesta con ejecutivos y técnicos del sector. Todo ello con el congreso mundial de móviles, el 3GSM, como telón de fondo. La invitación es un tarjetón con una fotografía impresa del mencionado chalet sobre una ciudad nocturna que luce como en la película Vicky Cristina Barcelona,hoy tan en el mapa como pueden estarlo Finlandia o California, territorios sobre los que pivotó la última revolución en telecomunicaciones.

Nacida con el cambio de siglo, Genaker es una empresa barcelonesa que un grupo de ingenieros, entre los cuales Miquel Teixidor, constituyeron cuando cerró el centro catalán de I+ D de Nokia para el que trabajaban. Desde entonces han sobrevivido al pinchazo de la burbuja tecnológica y trabajan para grandes clientes como Telefónica, Microsoft o Nokia. Estos días han echado la casa por la ventana pese a que las telecos no pasan por su mejor momento.

Genaker es un caso curioso en el tejido empresarial catalán. Como otra media docena de empresas en su sector, ha sabido salir adelante en un entorno poco favorable para su desarrollo: sin grandes clientes en la proximidad y con todavía menos operadores - recuerden, si no, en qué acabó el bienintencionado invento de localizar Retevisión en Barcelona-.Sólo la existencia del congreso mundial de móviles ha permitido a Genaker que se presentara como una "leading provider of innovative IMS solutions based in Barcelona" y que no le cerraran la puerta en las narices. Una particularidad que, de paso, permite destacar la importancia del modelo ferial barcelonés y de los beneficios que reporta a ciudades y territorios que no han podido acceder de manera masiva a las últimas oleadas de innovación industrial.

Hay más de dos centenares de empresas industriales radicadas en Catalunya que operan con el mundo en la cabeza. Pero hay pocas como Genaker que se muevan en sectores punta y con productos de vanguardia sin tener detrás grandes apoyos o un entorno favorable. Entre ellas destaca Starlab, la empresa del tándem Giulio Ruffini-Ana Maiques, una coproducción valenciano-turinesa que ha elegido Barcelona para diseñar sus productos de neurociencia o de observación de la Tierra desde el espacio; y a la que, por cierto, el Observatori Fabra, hasta ahora su sede, se le ha quedado pequeño.

O Air Water Treatment, empresa del sector del medio ambiente que se dedica a la depuración y reutilización de agua con sistemas naturales y a la que la Administración catalana debería tomarse algo más en serio, como ya hacen en otros países. Pero eso, el papel de la Administración catalana, da para otra columna.

14-II-09, Ramon Aymerich, lavanguardia