El jefe de los rebeldes tutsis congoleños, Laurent Nkunda, fue detenido el jueves por la noche después de que, el martes, soldados ruandeses entraran en la RD Congo para iniciar una ofensiva conjunta con el ejército congoleño en contra de las guerrillas que operan en esta zona del país.
Nkunda, que ya había sido destituido por su jefe de Estado Mayor, Bosco Ntaganda, el pasado día 16, se oponía a la operación conjunta decidida entre la RD Congo y Ruanda para pacificar el este del país y terminar con las Fuerzas de Liberación de Ruanda (FDLR), un ejército formado por antiguos militares hutus ruandeses acusados del genocidio de 1994.
"Nkunda se había convertido en un incontrolable", explica el analista francés Gérard Prunier. "También quería dejar la dependencia económica de Kigali, y había empezado a financiarse directamente con el tráfico de minerales, en perjuicio de sus antiguos aliados
(Ruanda)", añade Prunier.
La detención de Laurent Nkunda se produjo por la noche en territorio ruandés. Al parecer, el general opuso resistencia a los militares congoleños que quisieron detenerlo dentro de la RD Congo y consiguió cruzar a Ruanda con alguno de sus hombres. "Ahora se encuentra bajo arresto domiciliario en Giseny (ciudad ruandesa situada frente a Goma, la capital del Kivu Norte)", ha dicho una fuente de la policía.
Sobre Laurent Nkunda había una orden de detención de los tribunales militares congoleños del año 2005, que lo acusan de crímenes de guerra en Bukavu, en el Kivu Sur, ciudad que tomó con su ejército en junio del 2004. Según una fuente judicial congoleña, los ruandeses, antiguos aliados de Nkunda, al que financiaron y armaron durante todos estos años, esperan la petición de Kinshasa para entregarlo. Otras fuentes, sin embargo, dicen que el general rebelde sólo será entregado si se desarma a la guerrilla hutu FDLR y se entrega a Ruanda a algunos de los antiguos genocidas que luchan en esta formación.
Nkunda protagonizó una ofensiva militar durante el pasado verano en contra del ejército de la RD Congo y consiguió llegar a las puertas de Goma. Desde entonces, se ha intensificado la presión internacional sobre Kigali y Kinshasa para que pongan fina esta guerra que ambos gobiernos alimentan alentando a sus propios grupos armados. La operación militar conjunta, que empezó por sorpresa el pasado martes, significa un cambio de rumbo en esta larga guerra que ya se ha cobrado más de tres millones de muertos, y en la que la población civil sufre todo tipo de vejaciones y violencia por parte de todos los ejércitos en combate.
Nkunda empezó su carrera militar en el FPR, el ejército rebelde tutsi de Paul Kagame que terminó con el genocidio en Ruanda. Después de dos años en el FPR, participó en la guerra contra Mobutu en el Zaire, guerra que dio el poder a Kabila, padre del actual presidente. En 1998, rompió con Kabila y desde entonces lucha a favor de la minoría tutsi del Kivu Norte.
24-I-09, red/agcs, lavanguardia
El mismo día en que Obama juraba la presidencia de EE. UU., tropas ruandesas entraban en la RD Congo por la frontera del este para participar en una operación militar conjunta con el ejército del Gobierno de Kinshasa.
El objetivo declarado era atacar y terminar con el grupo rebelde Fuerzas de Liberación de Ruanda (FDLR), la guerrilla hutu a la que se acusa de perseguir a las minorías tutsis del Congo y que, en su origen, fue creada por militares y milicianos ruandeses responsables del genocidio de 1994. Sin embargo, pronto era detenido también el jefe rebelde tutsi Laurent Nkunda, líder del Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP), el hombre que hasta el pasado mes de noviembre era quien defendía los intereses del Gobierno de Ruanda en Kivu Norte. Nkunda ya había sido destituido el pasado día 16 por su jefe de Estado Mayor, Bosco Ntaganda, pues, al parecer, según fuentes diplomáticas citadas por France Presse, "se oponía a la operación militar conjunta". Estas fuentes apuntan que Nkunda debía ayudar al ejército congoleño a combatir a los hutus de las FDLR, tal como habían pactado ambos gobiernos, pero no quiso jugar a ese juego y, en privado, dijo sentirse traicionado por Kigali.
El presidente ruandés, Paul Kagame, hasta ahora su mentor en la región, decidió, pues, sacrificarlo para facilitar el acuerdo con el Gobierno de Kinshasa. "Kagame - afirma la misma fuente anónima-hizo el siguiente razonamiento: ´Lo tengo todo a mi favor. Ya no controlo a Nkunda. Así que lo mejor es eliminarlo, eliminar a las FDLR y hacer un trato con Kabila que contente a la comunidad internacional".
Kinshasa y Kigali son los principales responsables de la guerra en el este de la RD Congo, guerra que han atizado y alimentado, a pesar de que en los últimos tiempos han aumentado los esfuerzos para llegar a un acuerdo.
Las presiones internacionales son cada vez más fuertes sobre ambos gobiernos, especialmente desde la ofensiva militar del pasado mes de agosto que llevó en noviembre a Laurent Nkunda hasta las puertas de Goma, la capital de Kivu Norte. Durante los combates se repitieron las matanzas sobre la población civil, algo que es la norma en esta "guerra de baja intensidad" que ya ha reportado más de tres millones de muertos durante los últimos años y ha desplazado a dos millones de personas. En la guerra congoleña, todos los combatientes (incluido el ejército del Gobierno) han sido acusados de matanzas de civiles, violaciones de mujeres y niñas, secuestros de niños, además de saquear los bienes de una población exhausta y diezmada.
Hasta ahora, Kagame era apoyado sin condiciones por EE. UU. y otros países occidentales, pero los últimos informes sobre los crímenes cometidos (en los que está implicado el Gobierno de Kigali) han hecho que algunos países como Suecia, Holanda o Noruega hayan retirado sus ayudas a Ruanda y haya aumentado la presión internacional para que se pacifique esta región donde las Naciones Unidas tienen hoy su mayor operativo militar. ¿Se trata, pues, de una casualidad que la ofensiva conjunta entre los gobiernos de la RD Congo y Ruanda, "enemigos históricos", se haya realizado la misma noche en la que cambiaba de manos la presidencia norteamericana?
No parece que así sea. Más bien todo indica que con la nueva Administración Obama ambos gobiernos tendrán menos tolerancia y deberán colaborar con la comunidad internacional en cambiar la situación en el este de la RD Congo. Una situación de violencia crónica, donde el verdadero trasfondo es el control territorial por parte de grupos armados que explotan las minas y hacen salir las riquezas minerales hacia terceros países, para ser comercializadas en el mercado internacional y llegar a las empresas occidentales que utilizan estos minerales para fabricar, entre otras cosas, teléfonos móviles y consolas de videojuegos.
25-I-09, red/agcs/B. Rovira, lavanguardia